ORIENTACION UNIVERSITARIA Y PEDAGOGÍA DEL AMOR: APORTES PARA UNA EDUCACIÓN SENTIPENSANTE
Orinoco. Pensamiento y Praxis/ Año 11 / Nro 16/ Pp. (20-42). Multidisciplinarias/ISSN 2244-8314/
Organismo responsable. Asociación Fraternidad y Orientación
Activa/ Editorial. Fondo Editorial ORINOCO Pensamiento y Praxis. Indizada/Resumida en
los directorios de Latindex, ficha/20344, adherida a la Red Latinoamericana de Revistas Académicas en Ciencias Sociales y Humanidades
(LatinREV) de FLACSO Argentina-Ecuador y en
Dialnet de la Universidad de la Rioja. Ciudad Bolívar. República
Bolivariana de Venezuela.
ORIENTACION
UNIVERSITARIA Y PEDAGOGÍA DEL AMOR: APORTES PARA UNA EDUCACIÓN SENTIPENSANTE
Msc.
Yullys Yelitza Milano
RESUMEN
La educación no solo es un proceso, un derecho
o un acto de instrucción, es un espacio donde el componente social, biológico y
espiritual se complementan para la configuración de un ser humano que sea capaz
de sentir y pensar de forma autónoma, libre y crítica, transformar realidades,
convivir consigo mismo, con el otro y con su ambiente, de forma equilibrada y
armónica. En este sentido, el propósito de esta investigación es conocer la
praxis orientadora universitaria y la pedagogía del amor como aportes teóricos
para una educación sentipensante. Se sustenta filosóficamente en la Teoría de
la biología del amor de Maturana (2008), Teoría de la Autopoiesis de Maturana y
Varela (1998), y Teoría Humanista de Roger (1982). La metodología se enmarca en
el enfoque del pensamiento complejo de Morín (2002), el paradigma
interpretativo desde la perspectiva metodológica cualitativa con el método
fenomenológico - hermenéutico, se aplicó la técnica de la entrevista a
profundidad a (03) docentes, (01) orientador, (01) estudiante, pertenecientes a
la UPT del Alto Apure Pedro Camejo, lo cual permitió una aproximación inicial
teórica de los hallazgos emergentes develando la importancia del tejido
sentipensante para desarrollar un aprendizaje humanista, el pensamiento
crítico, los valores y la convivencia.
Palabras
claves:
Praxis orientadora universitaria, pedagogía del amor, educación sentipensante
UNIVERSITY ORIENTATION AND PEDAGOGY OF LOVE:
CONTRIBUTIONS FOR A SENTIPENT EDUCATION
ABSTRACT
Education is not
only a process, a right or an act of instruction, it is a space where the
social, biological and spiritual components complement each other for the
configuration of a human being who is capable of feeling and thinking
autonomously, freely and critically. , transform realities, coexist with
oneself, with the other and with their environment, in a balanced and
harmonious way. In this sense, the purpose of this research is to know the
university counseling praxis and the pedagogy of love as theoretical
contributions for a senti-thinking education. It is philosophically based on
Maturana's Biology of Love Theory (2008), Maturana and Varela's Theory of
Autopoiesis (1998), and Roger's Humanist Theory (1982). The methodology is part
of the complex thought approach of Morín (2002), the interpretive paradigm from
the qualitative methodological perspective with the phenomenological -
hermeneutic method, the in-depth interview technique was applied to (03)
teachers, (01) counselor , (01) student, belonging to the UPT del Alto Apure
Pedro Camejo, which allowed an initial theoretical approximation of the
emerging findings, revealing the importance of the feeling-thinking fabric to
develop humanistic learning, critical thinking, values and coexistence
Keywords:
University counseling praxis, pedagogy of love, senti-thinking education
“Si queremos es el vivir con sentido de seres humanos,
hay un solo camino: el amor.”
H.
Maturana
1. Introducción
y encuentro dialógico con la observación inicial
La educación se ha entendido como uno
de los procesos humanos más complejos, debido a que está configurada desde
diversas dimensiones en su pensar y accionar, a manera de derecho humano
fundamental, un hecho social, el arte de instruir, enseñar, orientar para el
progreso y el éxito de la sociedad. Vista de esta manera, asume el propósito
del desarrollo integral de los estudiantes, el cual permite a las personas tener
habilidades como seres autónomos, empáticos, humanistas, reflexivos, críticos,
con valores y ética. Además, promover el bien-ser y facilitar el convivir en
bien-estar consigo mismo, sus semejantes y el ambiente, para aceptar y respetar
las características identitarias del otro y del contexto.
Para Espinoza (2015), el proceso educativo teje tres pedagogías
indispensables engranadas en la filosofía del amor estas son: la pedagogía de
la toleración, de la escucha y de la crítica, que configuran instituciones
educativas direccionadas desde y para el presente, la escucha, la diferencia y
la pregunta, donde se fomenta el diálogo, los valores, la democracia, los
derechos humanos y “los procesos sentipensantes en la escuela, es decir,
procesos mediados por el corazón y la razón. Procesos de y para sentir del otro,
para la convivencia desde el reconocimiento y la palabra” (Espinoza, 2015, p.
60). De este modo, se invita a ir más allá de un discurso por la calidad
educativa que prepara a los aprendientes para cubrir las demandas de la
sociedad de consumo, y dirigir la brújula hacia el desarrollo integral
humanista.
En este sentido, la educación universitaria amerita ser pensada como
proceso sistemático y continuo en el desarrollo de todas las potencialidades de
los estudiantes, que orienta a la exploración de su plenitud y felicidad. Al
respecto, Molina (2013), expresa: “La formación del ser humano comprende el
desarrollo del espíritu, a través de la cultura, del intelecto, mediante la
vida académica, de los sentimientos y emociones, los cuales juegan un papel fundamental
en toda actividad cognitiva, consciente, intelectual y humana” (p. 5). Es así
que, la educación sentipensante del aprendiente contribuirá a su formación
siendo coherente con lo que aprende, hace, siente y piensa, lo que fomenta la
excelencia profesional y humana en vínculo con el compromiso de convivir en
sociedad.
Como lo señala el Informe Delors (1994), la educación tiene el
compromiso de transmitir de forma eficaz, aquellos conocimientos teóricos y
prácticos que sean cónsonos con el proceso evolutivo y los retos que se van
expandiendo en el mundo global. En su discurso, el autor presenta cuatro
pilares de la educación del futuro, que transversalizan el currículo
universitario venezolano: aprender a
conocer, aprender a hacer, aprender a ser y aprender a vivir juntos. Estos
elementos abordan la praxis orientadora universitaria en el quehacer del
docente, para dotar a los actores sociales de capacidades que desarrollen la
creatividad, el pensamiento crítico y autónomo, la empatía, los valores, las
habilidades socioemocionales, que escuchan y reflexionan siendo seres humanos
excepcionalmente sentipensantes.
Es importante señalar, que la praxis orientadora se concibe como un
proceso de ayuda sistemática, procesual y continua para desarrollar las
capacidades en los individuos (Bisquerra, 2016), que le permitan desenvolverse
plenamente, como lo expresa Álvarez citado por Aguilera (2019), es una tarea
que todo docente universitario ejerce como parte de su asignatura, esta abarca
los aspectos relacionados con la madurez y el desarrollo integral de los
estudiantes en concordancia con el proceso de la enseñanza, pues, no son
actividades diferentes. Es así que, desde la orientación educativa
universitaria se brindan herramientas para abordar las necesidades personales y
profesionales en cada una de las dimensiones que componen la formación
humanista de los estudiantes.
Sin embargo, la educación universitaria venezolana aún se centra en el
paradigma tradicionalista de una sociedad de conocimiento disciplinaria y
fragmentaria, que se funda en el egoísmo cognitivo, la competitividad desleal y
sacrificante, citando a Foucault (1995), se interpreta como una institución
centrada en la norma formativa de carreras como ejercicio de poder
disciplinario y de biopolítica que forman sociedades de normalización con
función controladora; aunado a ello, la praxis orientadora se entiende como un
hecho opuesto en el quehacer del docente, es decir, son pocos los profesores que cumplen su
función de orientación desde su radio de acción, lo cual marca una relación
dicotómica en el saber, sentir, hacer,
actuar y ser tanto del docente como del estudiante universitario.
Según Zambrano (2018), el escenario universitario, es todo lo contrario
para lo cual fue configurado, ya que, los profesores han confundido su función
orientadora con otros mecanismos castigadores, y como consecuencia los
estudiantes rechazan la formación profesional y abandonan, aumentado los
índices de deserción universitaria, debido a la escasa capacitación de los
profesores en el ámbito orientador – pedagógico. Además, como lo afirma
Espinoza (2018): “la educación nos descuartiza” (p.33), desvincula por completo
el pensar y el razonar de la dimensión afectiva, lo que hace que la praxis orientadora
se aleje de una educación donde prevalezca el respeto, la escucha, la
aceptación del otro, la tolerancia, la humanización, la convivencia, en pocas
palabras, donde se promuevan practicas orientadoras – pedagógicas
sentipensantes.
Otro aspecto relevante, expresado por De Caire (2018), es que la orientación
educativa, carece de criterios y fundamentos teóricos – prácticos que sean
cónsonos con la relación de ayuda, guía y mediación en los procesos de
enseñanza – aprendizaje, en la formación sentipensante de los estudiantes, en
su función preventiva, e incluso en el cómo debe ser el abordaje desde el rol
orientador del docente universitario como parte de su quehacer pedagógico que
se re-conceptualiza desde la perspectiva crítica de la complejidad, lo
holístico, ecológico y la comprensión humana (Sánchez, 2016).
De allí se evidencia, el bajo rendimiento académico, abandono de
docentes y estudiantes del sistema universitario, conflicto en las
interacciones docente – estudiante, estudiantes – estudiantes, descontrol en el
manejo de las emociones (inteligencia socioemocional), poca inclusión y
aceptación del otro, desmotivación en los actores sociales, ausencia de
asertividad y resiliencia, escasa formación docente en el ámbito pedagógico y
de orientación educativa, prevalencia de la educación tradicional y prácticas
pedagógicas obsoletas, así como ausencia de ética y valores. Todos estos
elementos se conforman en un todo problemático: la insuficiencia del rol
orientador del profesor en el contexto universitario.
De lo anterior explanado, se comprende que
la educación planetaria, a pesar de los esfuerzos por transformar el proceso de
enseñanza – aprendizaje, no ha logrado tan anhelada efectividad de una
formación integral y humanista, pues el docente sigue incurriendo en prácticas
autoritarias, que ejercen un adiestramiento bancario, con excelente
conocimiento en su materia, pero, nada de didáctica, ni orientación, ni
pedagogía que considere la realidad de sus estudiantes, sus sentimientos, y propicie
la motivación, la creatividad, la escucha, el convivir en bien-ser y bien-estar;
también, noticias de guerras, violencia desmedida, mediocridad, ausencia de
ética, de responsabilidad social,
discursos xenofóbicos, corrupción, suicidios, homicidios, y un sin fin de
problemas que acarrea la ausencia de un desarrollo sentipensante.
Como lo refieren Castillo et al (2021), “no
tiene sentido formar personas muy capaces, competentes, inteligentes y con
altos grados académicos, que no sepan amar o vivir con los demás y que depende
de cuánto estás dispuesto a satisfacer las necesidades de otros” (p.1).
Entonces, las universidades no pueden seguir la ruta tradicionalista,
mecanicista y reduccionista, que centra la educación en el docente, la
competencia en las diferencias, el calidadismo, la biopolitica, y deja de lado
al protagonista principal del proceso, que es el aprendiente como ser humano
único. Es decir, sin sentido humanista, con todas las dimensiones que lo
constituyen.
Al no abordarse esta situación, se seguirá en la educación de calidad
bancaria, que intenta dar respuesta solo al sentir y a la razón del desarrollo
económico, sin concepción humanista, así como la conformación de comunidades
individualistas, en competencia egoísta, sin valores, poco amorosos, irrisoriamente
tolerantes, incapaces de aceptar a sus semejantes, sin manejo adecuado de las
emociones, que no pueden convivir en bienestar y no habrá futuro para crear
ambientes de paz.
En pocas palabras: se tendrá una educación
deshumanizadora, donde tal vez se piense, pero muy poco se sienta.
Ante esta realidad, la pedagogía del amor es una excelente alternativa
praxeológica a los problemas de interacciones humanas en contextos educativos
universitarios y sociales, debido a que, desde la praxis orientadora amorosa en
la universidad, se puede develar el origen de los conflictos y plantear
intervenciones acertadas. (Castillo, 2022). Del mismo modo, Romão (2018),
manifiesta que los fundamentos filosóficos de Paulo Freire, sobre la pedagogía
del amor siguen vigentes, esto debido a que la universalización de la educación
sigue teniendo marcadas características bancarias y neoliberales, lo que hace
urgente dirigir la brújula orientadora hacia el amor como ruta que favorece el
sentir – pensar – actuar de los actores sociales para construir una verdadera
sociedad sentipensante.
Desde este punto de vista, la pedagogía del amor, se convierte en el
arte de aprender a partir de la escucha, lo social, valores, incluyendo la
dimensión ecológica, promoviendo la creatividad, el pensamiento crítico, la
integralidad, las socioemociones y la aceptación del otro, condiciones necesarias
para vivir en bien-ser y bien-estar en la sociedad. Tal como lo expresa Montenegro, (2018):
Se
trata de una actividad integradora. La planificación, ejecución y evaluación
pedagógica son irreductibles a la mera consideración de procesos de enseñanza
aprendizaje de conocimientos y capacidades. La reflexión sobre los valores y buenas
actitudes son indispensables en este proceso, por ser inherentes a la formación
integral del ser humano. En el fondo, el objetivo de todo sistema y programa
educativo integral es contribuir, no solo con el éxito académico sino con la
consolidación de la convivencia familiar, laboral y social. (p. 284)
En efecto, orientar desde y para el amor transciende de los procesos
administrativos del docente universitario, de compartir conocimientos de forma
mecánica y disciplinaria, aún más, al considerarse la dimensión afectiva como un
proceso innato del ser vivo, por lo tanto, no puede separarse de los haceres
cotidianos de formación. Asimismo, lo expresa Maturana (2008), cuando explana
la teoría de la biología del amor, reafirmando que dicha emoción es un fenómeno
biológico del cual surge la vida social, capaz de ampliar la inteligencia del
ser humano y dirigirlo hacia la reflexión que lo impulsa para levantarse de
situaciones difíciles, alcanzar metas y cumplir funciones con responsabilidad e
integridad. Por tanto, la pedagogía del amor en el saber, sentir, hacer, actuar
y ser del profesor en su rol orientador, puede ser la respuesta para una
sociedad más humana, íntegra y sentipensante.
A todas estas, podría afirmarse que la finalidad de la educación sentipensante
es palpar las tres dimensiones del estudiante: bio psico social, donde el
docente en su quehacer cotidiano articulado con su praxis orientadora debe ser
consciente que educa a seres humanos lo que le permite desarrollar en los aprendientes,
los cuatro pilares de la educación plateados por Delors (1994). Así mismo, como
lo expresa Espinosa y Guerrero (2021), no se trata de lecciones de historia, de
palabras que se quedan en el papel, de discursos bonitos o campañas políticas
para el control, es una biopraxis donde
“la pedagogía es la vida misma del maestro, es su responsabilidad con los
otros, es tejer con la palabra humilde más allá de la teoría, es entender que
no hay razón sin sentimiento” (p.14-15).
Lo descrito, lleva a plantear como propósito
de esta investigación conocer la praxis orientadora universitaria y la
pedagogía del amor como aportes teóricos para una educación sentipensante que
resignifique el rol orientador del docente al partir de la premisa de: educar es orientar, por lo tanto, todo
educador es un orientador. Y si esta es, a partir de la pedagogía del amor,
tal vez configure una educación, un docente, aprendientes y una sociedad
sentipensantes.
2. Encuentro dialógico desde la mirada de otros
En este nicho orientador se despliegan las
investigaciones consultadas, el tejido complexux de los teóricos y las categorías
conceptuales, que permiten realizar una hermenéusis para la comprensión teórica
de la praxis orientadora universitaria y la pedagogía del amor, como aportes
para una educación sentipensante.
2.1. Investigaciones
que anteceden
Como investigaciones que anteceden a nivel
internacional, se presentan a Castillo (2022); Peña (2021) y Llatas Valdivia (2019),
cuyos hallazgos destacan la relevancia en la formación integral del estudiante
abordado desde la pedagogía del amor, al desarrollar la empatía, el pensamiento
asertivo, los valores, la resiliencia, el logro de aprendizajes significativos
e individuos con inteligencia emocional adecuada, alcanzando así mejores
personas para la sociedad actual. A nivel nacional, se subrayan los aportes
teóricos de Cisnero (2016); De Caires (2018); Juárez, (2020); Gómez (2020);
Infante (2020); Morales, (2021); Silva, (2018) y Zambrano (2018), acerca de la
orientación educativa, el saber del docente universitario, la pedagogía del
amor y de la alteridad como elementos configurativos indispensables en la
formación integral humanista de los aprendientes, aspectos relevantes en la
concepción de una educación sentipensante.
2.2. Tejido complexux
orientador de los teóricos
2.2.1. Teoría
de la Biología del Amor de H. Maturana (2008).
Entendida como un compendio de emociones enlazada con el lenguajear que
activa una serie de intercambios comunicativos influenciables en el aprendizaje
y la conducta de los aprendientes. Al lograrse de manera respetuosa y amable la
interpretación personal de cada actor educativo transmite lo emocional donde el
amor sería el puente principal en la conversación. Según Gómez (2020), al referirse
al amor en el ámbito educativo expresa:
Es
una manera de vivir en sociedad, surge cuando al interactuar con otras
personas, no importa quienes sean o su lugar en la comunidad, las consideramos
como un legítimo otro, que puede coexistir con nosotros. Esta emoción,
entonces, amar, es el fundamento de la vida social, al aceptar la existencia de
los demás, sin querer anularlos o negar su propia visión del mundo. (p. 32)
Entonces, una praxis orientadora del
docente universitario donde el amor es un eje transversal como el magnetismo de
una brújula, promueve la transformación de la sociedad, por esta razón, al ser
un acto biológico en los seres vivos, permite una disposición corporal donde
“las acciones que constituyen al otro como un legítimo otro en coexistencia con
uno” (Maturana, 2008, p 251), instituyen uno de los propósitos socio afectivo de
la educación sentipensante.
2.2.2. Teoría
de la Autopoiésis de H. Maturana y F, Varela (1998).
Para
los autores Maturana y Varela (1998):
Una
máquina autopoiética es una máquina organizada como un sistema de procesos de
producción de componentes concatenados de tal manera que producen componentes
que: i) generan los procesos (relaciones) de producción que los producen a
través de sus continuas interacciones y transformaciones, y ii) constituyen a
la máquina como una unidad en el espacio físico (p. 69).
Es decir, la autopoiésis es una clase de acción
de organización o, más exactamente, es una dinámica de autoorganización
molecular. No es insustancial recordar que, como entidad conceptual, pertenece
a la clase de los conocimientos biológicos. Sin embargo, debido a las variables
constantes como la auto-organización, auto-producción y auto-transformación,
también, es posible desde la transdisciplinariedad teórica y la metonimia
entendida como la expansión de la expresión más allá de la biología (Varela,
1998, p. 51), la noción y la filosofía de la autopoiésis puede ser abordada en
el ámbito social de tercer orden, como es el quehacer educativo.
Considerando lo anterior, la orientación universitaria
puede entenderse como un proceso de autoconstrucción del sujeto orientado,
guiado por el docente al ejercer su función orientadora, el cual considera
todos los aspectos biológicos, emocionales, sociales, éticos y culturales que
rodean el quehacer educativo configurado como un sistema. De allí, surge que
orientar, es guiar desde el lenguajear y el amor como elementos fundamentales
en el convivir y la auto-producción y transformación que permitan la formación
integral humanista de los aprendientes como actores sociales sentipensantes.
2.2.3. Teoría
Humanista de Roger (1982).
El humanismo está centrado en la persona como un todo complejo multidimensional,
capaz de auto-conocerse, auto-realizarse
y tener una percepción de la realidad que depende del concepto y valía que
tenga de sí mismo (yo ideal o irreal), información que se acumula o actualiza
según el marco de referencia de la experiencia subjetiva del sujeto. Para Hall
citado por Van de Velde (2015), la teoría humanista de Rogers se fundamenta en
dos constructos principales: el organismo
y el sí mismo. El primero, hace
alusión a la simbolización de lo vivido, el segundo, a la autopercepción y
auto-representación, que se auto-actualizan constantemente.
Los principios del humanismo, según Van de
Velde (2015), son: (1) se centra en la naturaleza humana, como seres únicos e
irrepetibles, cualidad que amerita ser desarrollada desde la creatividad; (2)
el ser humano tiene la capacidad innata de auto-realización y es
intrínsecamente bueno; (3) concepto de conciencia ampliado; (4) capacidad de
transcendencia y autorrealización; (5) no existe la separación del cuerpo de la
mente, concepción de un todo integrado; (6) reequilibrio de lo racional y lo
emocional, y finaliza con el (7) donde el reconocimiento del otro es esencial
para el diálogo.
Para que se produzca un aprendizaje, según
Rogers (1982), es necesario considerar al estudiante como un todo, sin dejar de
lado la dimensión emocional de los actores educativos, además, el aprendiente
precisa de la motivación, aceptación y comunicación constante. A este
particular, Silva (2018), expone que la educación basada en las corrientes
humanistas logra desarrollar en los actores sociales la capacidad de reflexión,
e interacción con otros, así como, la aceptación de la existencia y diversidad
de su entorno. Por otro lado, cultiva el desarrollo del pensamiento y la
emoción, como capacidades esenciales para auto-percibirlas y auto-transformar
la realidad, intuirla, recrearla y vivirla.
La praxis orientadora del docente
universitario centrada en el aprendiente, como lo promueve Rogers en su teoría,
posiciona al profesor como un guía que facilita el aprendizaje, el
auto-conocimiento así como la auto-aceptación emocional y de la realidad que
propicia un ambiente adecuado para la experiencia positiva y significativa de
auto-actualización. De esta manera, se vincula y equilibra el conocimiento
reflexivo con la emoción, la ética, los valores y la libertad, lo que promueve
un proceso educativo sentipensante, transdisciplinario y transcendente para el
ser humano, por ende, para la sociedad.
2.3. Categorías
conceptuales
2.3.1. Orientación
educativa universitaria
La orientación educativa es
entendida como un proceso de ayuda sistemática y continua, que busca involucrar
a todos los actores sociales con la finalidad de potenciar el desarrollo
integral y humanista del ser humano en forma procesual, es decir, para toda la
vida. (Bisquerra, 2016). Al ubicar la praxis orientadora en el ámbito universitario,
la misma tiene como finalidad acompañar al aprendiente, facilitarle las
herramientas necesarias y desarrollar habilidades en todas las dimensiones,
para que pueda transitar con éxito los estudios de la carrera. Otra línea de
acción, está direccionada a los docentes, e incluso a los equipos de gestión
académica, para que favorezcan y estimulen todo lo concerniente a la efectividad
del proceso de enseñanza- aprendizaje.
En Venezuela, el Sistema Nacional Para la Orientación Universitaria, (2011),
la concibe como:
Una
praxis social dirigida a facilitar los procesos del desarrollo humano en el
contexto personal, familiar y comunitario a lo largo del continuo del ciclo
vital con la finalidad de potenciar talentos y de generar procesos de autodeterminación,
libertad y emancipación en la construcción permanente del desarrollo y
bienestar integral de las personas y sus comunidades. (p. 31)
En relación a lo planteado, la praxis orientadora universitaria se
centra en potenciar el desarrollo humano aplicando planes, programas y
servicios, con la finalidad de concentrarse en el desarrollo de las capacidades
emancipadoras de los actores sociales; como sus talentos, posibilidades,
desarrollo del pensamiento, así como, las necesidades y requerimientos de
desarrollo. Sin embargo, el hacer orientador no puede seguir significando una
tarea exclusiva de los especialistas que laboran en las direcciones de
bienestar estudiantil, amerita ser resignificada como pieza de engranaje del
saber, sentir, hacer, actuar del quehacer cotidiano de los docentes en las
universidades.
A la luz de la praxis orientadora como rol fundamental en el quehacer
docente, Ianni, (2018), amplía la definición como aquel proceso centrado en la
comprensión humana, además, con un amplio sentido de acompañar al otro en una
relación que estimula la comprensión de sí mismo y del mundo que le rodea. Esta
visión suscita la búsqueda constante del poder interior que todos llevamos
dentro, de ser libres y buscar la felicidad. Asimismo, desarrollar herramientas
y la capacidad de tomar decisiones de manera libre, acepta la responsabilidad
que ello conlleva, y como última característica un inminente en el continuum de
vida que promueve la trascendencia humana.
2.3.2.
Pedagogía del amor
La educación en sí misma, es un acto amoroso, desde esta perspectiva, se
centra en el estudiante y no en el docente, al vincular el amor en el proceso orientador
pedagógico se innova en una interrelación consensuada entre los actores
sociales universitarios, se suscita la práctica y el desarrollo de valores, además,
es dinámico y transformador. Respecto a este particular, Pérez Esclarin (2014),
escribe sobre la pedagogía del amor como un “arte de estimular, motivar,
comunicar, orientar, educar y enseñar, en atención a las actitudes y aptitud de
los estudiantes…permite crear vínculos de afecto y confianza para abordar el
conocimiento” (p. 29). Visto así, los docentes universitarios pueden
interiorizar y reflexionar desde la intersubjetividad sobre su praxis cotidiana,
y así, resignificar el rol orientador.
Es importante destacar que la filosofía de la pedagogía del amor que ha
promulgado Paulo Freire (2016), desde su saber, sentir, hacer y actuar
expresado en su literatura concibe la educación a modo de hecho social que
contempla el acto pedagógico como el encuentro con latidos amorosos,
liberadores, esperanzadores y críticos engranados en un todo holístico que no
separa la dimensión personal y emocional de lo cognitivo en la formación de los
actores sociales. A este particular, Ortiz (2021), expresa “los sentimientos y
emociones, entrelazados con la configuración cognitiva e intelectual, se
convierten en intereses, en deseos de hacer y conocer, en actitudes, valores y
convicciones que determinan al hombre y a la mujer que queremos formar”
(p.102). A partir de estos postulados,
se infiere que, la pedagogía del amor desarrolla no solo el conocimiento, sino
también, la creatividad, la curiosidad y cimienta lo sentipensante en los
educandos y docentes; los cuales desde la convivencia, transmiten luego a sus
compañeros y familiares, transformando así, la sociedad.
En efecto, una praxis orientadora a la luz de la pedagogía del amor, se
disueña como espacio de acogida al otro, donde la escucha reflexiva legitima a
los actores educativos sin etiquetar, ni juzgar a priori desde las teorías que
han transversalizado la orientación. Es decir, es un proceso que deja aparecer
abiertamente a los actores sociales universitarios; como lo connota Maturana
(2008, p. 125): “las acciones que constituyen al otro como un legítimo otro en
coexistencia con uno,” instituyen uno de los propósitos sociales de la
educación sentipensante
2.3.3.
Educación Sentipensante
La palabra sentipensante, está compuesta por dos verbos: sentir y pensar,
su origen tiene dos concepciones, una sociológica y otra educativa, la primera,
se le atribuye al sociólogo colombiano Fals Borda (1925-2008),
que impulsó la investigación acción participante para transformar realidades al
estudiar sobre la “Historia doble de la Costa”, y conocer las prácticas
ancestrales de la cultura anfibia indígena “hombre Hicoteca” centradas en la
expresión “Pensar con el corazón y sentir con la cabeza.” El segundo, es
atribuible a Saturnino de la Torre alrededor de 1997, en los ambientes de
aprendizaje cuando enseñaba sobre creatividad en la Universidad de Barcelona
(Cándida y Torres, 2002). Desde la perspectiva de Torres (2001) sentipensar es:
El
proceso mediante el cual ponemos a trabajar conjuntamente el pensamiento y el
sentimiento (…), es la fusión de dos formas de interpretar la realidad, a
partir de la reflexión y el impacto emocional, hasta converger en un mismo acto
de conocimiento que es la acción de sentir y pensar. (p.1)
De lo anteriormente expuesto se infiere, sentir
y pensar son dos vocablos de la biopraxis humana, al
vincularse se activa el proceso afectivo en los seres humanos, que permite
interpretar la realidad, por lo tanto, no puede separarse en el proceso
formativo universitario. Para Espinoza (2018), las practicas pedagógicas
sentipensantes se alejan del discurso que se basa en las diferencias humanas,
para ello es necesario desaprender de la educación reduccionista, colonizante y
dominante para que se pueda aprender a pensar en las personas y con ello poder
sentirlos desde el amor, pues implica sentir, hacer y actuar desde la acogida y
legitimación del otro.
Según Cándida y Torres (2002), sentipensar
se fundamenta teóricamente en la autopoiésis de Maturana y Varela (1998), así
como de la biología del amor que Maturana interpreta como cimiento para la vida social donde se
articula el lenguaje y las emociones. De
esta forma, se abarcan las dimensiones cognitivas, afectivas y de lenguaje
tanto del docente como del aprendiente para generar conductas en los actores
sociales que favorecen el autoconocimiento, la aceptación de sí mismo para el
reconocimiento de los otros como legítimos, así como, la autoeficacia y el
esfuerzo por conformar y preservar una sociedad con cultura sentipensante.
Ergo: Una
educación sentipensante, promueve la realización de diferentes conexiones con
las realidades sociales, ecológicas, socioemocionales y culturales por parte de
los actores sociales educativos que sirven de marco a la vida humana. Además,
prepara a los aprendientes a desarrollar y entrelazar sus sentires y pensares
para poder actuar en bien-ser y bien-estar, no sólo de los haceres para
satisfacer sus posibles necesidades vitales y supervivencia como seres biológicos,
sino que, coadyuva en la formación humanista para la vida en convivencia
armónica desde la biopraxis humana amorosa.
3. Encuentro con la
brújula que orienta el recorrido metodológico
Para conocer la praxis orientadora universitaria y la pedagogía del amor
como aportes teóricos para una educación sentipensante, se abordó desde los
postulados del pensamiento complejo de Morín (2002), que contribuyen a
configurar una visión más profunda acerca de la interacción humana y el entorno
subyacente, del mismo modo del cómo los sujetos interpretan sus propias
vivencias para adquirir conductas determinadas, como lo manifiesta Arguello (2021)
en cuanto:
La
búsqueda hacia el adentramiento y reflexión del pensamiento complejo, ilumina
las ideas del investigador, hacia lo desconocido; para plantearse retos, que
conlleven a generar nuevos conocimientos. El campo de la ciencia es infinito,
pero cada uno de nosotros desde la actuación intelectual, puede crear y generar
nuevos procedimientos y metodologías aplicables al quehacer del conocimiento. (p.
1)
Se infiere que, el pensamiento complejo plasmado como una nueva visión
de enfoque de investigación, está direccionado hacia una narrativa sobre el
conocimiento del hecho educativo que busca una forma de pensar interdisciplinaria,
transdiscipinaria y holística. Por otro lado, se pretende estudiar las
realidades como biopraxis humanas complejas, mirando sus múltiples dimensiones,
las relaciones y elementos; es decir, todo lo que lo contiene como un
inseparable entretejido y complexus.
Se consideró como base el paradigma interpretativo, el cual, emerge como
respuesta a la búsqueda de metodologías para los estudios sociales, y se
fundamenta en concepciones filosóficas, el cual se nutre de la realidad
vivencial; esta se aleja de la concepción objetivista, girando hacia el
significado y la interpretación de lo vivido, de esta manera se “devela el
significado subjetivo que la acción tiene para el actor, dado que todo
comportamiento del actor en forma individual o social siempre viene incorporado
de las interpretaciones asignadas sobre ese accionar” (Piñero, Rivera y
Esteban, 2019, p.38).
Como perspectiva metodológica se orientó en
lo cualitativo, según Martínez, M (2014):
Se trata de realizar un estudio de un todo de
una manera integrada, la cual constituirá primeramente una unidad de análisis
que describe la realidad tal cual es; además, busca identificar la naturaleza
de la realidad de una manera profunda, adoptando una estructura dinámica”
(p.66).
En cuanto al método fue el fenomenológico – hermenéutico
que permite prestar atención durante todo el proceso investigativo de los
elementos metodológicos descriptivos desde la experiencia vivida por los
versionantes, al igual que la interpretación del sentido y significados de las
mismas. (Piñero, Rivera y Esteban, 2019). El método tiene tres etapas:
descriptiva, estructural y expositiva teórica.
3.1. Proceso de
categorización y los versionantes
Para los efectos de esta investigación que
buscó conocer la praxis orientadora universitaria y la pedagogía del amor como
aportes teóricos para una educación sentipensante, se consideró un grupo de
versionantes constituidos por: (03) tres docentes, (01) un orientador, un (01)
estudiante; cabe destacar, que como características principales para la elección
de los mismo fue necesario que cumplieran con: (a) Pertenecer a la comunidad de
la Universidad Politécnica Territorial del Alto Apure Pedro Camejo en el
contexto del estado Apure; (b) que sean accesibles y estén dispuestos a formar
parte de la investigación; (c) con amplia experiencia, en el caso de los
docente y el orientador, en el quehacer universitario del estado Apure y
relación con el objeto de estudio.
Como técnica se aplicó la entrevista a
profundidad, adaptada a cada grupo de versionantes (docentes, orientador,
estudiante), para Taylor y Bogdan (1992), la definen como “reiterados
encuentros cara a cara entre el investigador y los informantes, encuentros
estos dirigidos a la comprensión de las perspectivas que tienen respecto a sus
vidas, experiencias o situaciones, tal y como las expresan con sus propias
palabras” (p. 47). Como variante de esta
técnica, se orientó al testimonio focalizado, según Piñero,
Rivero y Esteban (2019), “consiste en una técnica que permite recoger los
puntos de vista o la versión de cierto acontecimiento, desde los testimonios
aportados por las personas que han vivido determinadas experiencias” (p.
133).
La categorización es un arduo proceso
complejo, donde no existe una receta única como camisa de fuerza, debido a que
la investigación cualitativa es flexible, dinámica, recursiva dialógica y
creativa. En el método fenomenológico – hermenéutico, estas actividades
reflexivas y recursivas se llevan a cabo durante las tres etapas del mismo. Las
categorías genésicas se constituyen desde el inicio de la investigación
considerando los elementos conceptuales y teóricos descritos anteriormente,
luego emergen las orientadoras a partir de los sentidos y significados que le
atribuyen los versionantes a la orientación universitaria y a la pedagogía del
amor, seguidamente durante la hermenéusis las subcategorías de alumbramiento. A
continuación lo descrito anteriormente: categorías genésicas: orientación universitaria, pedagogía del
amor y educación sentipensante. Como categorías orientadoras, se tienen: praxis orientadora universitaria, rol
orientador del docente universitario, interacción docente estudiante, emociones
en los aprendizajes y proceso orientador - pedagógico sentipensante, y las
subcategorías de alumbramiento se aprecian en la figura 1 como sistematización inicial de las categorías.
Figura
1. Sistematización inicial de las categorías
Fuente:
Milano (2022)
4.
Aproximación inicial de los hallazgos
El camino investigativo constante, la
revisión documental, la interacción con los (05) cinco versionantes, las
interpretaciones hermenéuticas permitieron facilitar el dilucidar de una
aproximación inicial de los hallazgos acerca de la praxis orientadora universitaria
y la pedagogía del amor como aportes para una educación sentipensante desde el
sentido y significado de los versionantes consultados.
1.
La praxis orientadora universitaria es un proceso continuo donde se pueden
abordar situaciones cotidianas, desde el acompañamiento, la ayuda, la
prevención y el apoyo a los aprendientes. Como lo reseña Bisquerra (2016), y el
Sistema Nacional para la Orientación Universitaria (2011), debe ser sistemática
dirigida hacia el desarrollo humano y las capacidades emancipadores
considerando todas las dimensiones que configuran a la persona.
2.
Las conversaciones consensuadas, empáticas, amorosas y reflexivas entre el
docente y sus estudiantes promueven el desarrollo de una educación
sentipensante, estas concatenadas en el amor y el lenguaje como elementos
fundamentales para la vida en comunidad. Estos son ingredientes filosóficos de
la biología del amor de Maturana (2008), la pedagogía del amor de Pérez (2014)
y Freire.
3.
El docente universitario desde su rol orientador a partir de la filosofía de la
educación sentipensante es un guía, mediador, motivador y protector. Este es
empático, amoroso, comprensivo, con valores, con inteligencia emocional, mira,
escucha, comprende, a partir del amor como acto para reconocer al otro
(Maturana, 2008, Cándida y Torre, 2001) lo que ayuda a mejorar el rendimiento
académico de los estudiantes, así como, el desarrollo de las habilidades
socioemocionales para poder convivir en armonía consigo mismo y con los demás.
Por otro lado, diagnóstica y planifica desde las necesidades de sus
aprendientes, es decir, se centra en la persona, en la comprensión humana, como
lo sugiere la teoría humanista (Roger, 1982).
4.
La interacción docente – estudiantes en una educación sentipensante es horizontal,
empática, en confianza, donde el diálogo reflexivo se enmarca en el amor que
permea el quehacer cotidiano universitario, triangulado con el pensar de
Maturana (2008), puedo inferir que la relación que se fundamenta en la emoción
y el lenguajear se convierten en actos de comunicación reflexiva, donde no se
juzga, ni se tienen concepciones apriorísticas influenciadas por teorías que
etiquetan a los estudiantes universitarios.
5.
Las emociones son una dimensión inseparable del proceso educativo, las mismas
desarrollan en los actores sociales universitarios la alteridad, los valores,
la aceptación mutua, inteligencia intrapersonal e interpersonal, autorregulación
de las emociones, ternura y desarrollo de la creatividad. Como lo expresa
Maturana (2008) la emoción no puede salir de la ecuación, si esto pasa, se
pierde la esencia de la existencia del ser.
6.
El proceso orientador – pedagógico
sentipensante considera las emociones, comprensión, aceptación, empatía y la
alteridad, en palabras de Espinoza (2015), con estas acciones se romper
esquemas tradicionalistas y mecanistas que descuartizan la educación. Pues, se
busca desde el sentipensar la escucha y la atención de las necesidades de los
estudiantes para el desarrollo del pensamiento crítico y el aprendizaje para el
sentir, hacer y actuar en el contexto universitario también expuesto en los
pilares de la educación de Delors (1998). De esta manera se logra promover en
los actores sociales el autonocimiento, la autoorganización y la
auto-transformación como dinámica autopoiética (Marurana y Varela, 1998). El
resultado de este acto amoroso brinda la oportunidad a los aprendientes de
auto-actualización de su valía como persona que siente y piensa, y resignifica
la percepción que tiene sobre la vida en comunidad.
5. Reflexiones
inagotables
Una vez que se ha realizado la
interpretación inicial de los hallazgos acerca de la praxis orientadora
universitaria y la pedagogía del amor como aportes para una educación
sentipensante pude reflexionar: cuando las emociones permean el proceso
orientador pedagógico en la universidad se transciende a la dimensión
sentipensante de la educación, la cual articula, el pensar con el sentir para
desarrollar un aprendizaje humanista, el pensamiento crítico, los valores, la empatía,
la reflexión, la ética y la convivencia.
Del mismo modo, la orientación universitaria
ejercida por el docente en su rol orientador a partir de la pedagogía del amor
activa la dinámica autopoiética que describen Maturana y Varela (1998) como proceso
circular de auto-organización, auto-producción y auto-transformación.
El rol orientador del docente universitario
es indispensable para el proceso educativo, por ello, se amerita la
resignificación a partir de una formación permanente en cada uno de los
elementos que componen la complejidad educativa que va más allá de una calidad
que promueve la desigualdad, la competencia en los actores sociales, el pensar
y sentir de las filosofías depredadoras y colonizantes que oprimen la
emancipación del pensamiento.
Desde mi experiencia como docente y
orientadora universitaria puedo afirmar que falta mucho por hacer para lograr
cimentar la educación sentipensante, espero que estos hallazgos puedan aportar
parte de las bases teóricas en el disoñar de una educación donde se piense, se
haga y se actué desde la filosofía del amor. Culmino este artículo con las
palabras de Eduardo Galeano:
Me gusta la gente
sentipensante, que no separa la razón del corazón. Quien siente y piense a la
vez sin divorciar la cabeza del cuerpo, ni la emoción de la razón.
Y
tú ¿qué tipo de educación quieres: una reduccionista-mecanicista, o tal vez,
una que educa desde el amor?
7. Referencias
bibliográficas
Aguilera,
J. (2019). La tutoría universitaria como práctica docente: fundamentos y
métodos para el desarrollo de planes de acción tutorial en la universidad. Pro-Posições, Campinas, SP Vol 30, p.
1-27. https://periodicos.sbu.unicamp.br/ojs/index.php/proposic/article/view/8656763
Arguello,
A. (2021). Teoría de la Complejidad. Morín (1977). [Ponencia]
Bisquerra,
R (2016) La orientación educativa:
aproximación histórica. Lectura complementaria nº 1. http://www.uvirtual.net/sites/default/files/2016-11/bXVdos-Unidad01_LC_01_BISQUERRA.pdf
Cándida,
M. & Torre, S (2002). Sentipensar
desde la mirada autopoiética o cómo reencantar creativamente la educación. Colección Creatividad y sociedad (2).
41-56
Castillo,
D. (2022). Pedagogía del amor en la
formación integral de los estudiantes desde una mirada fenomenológica en una
Universidad privada de Lima-2021. [Tesis Doctoral Universidad Cesar Vallejo
– Perú]
Castillo,
D, Ipanauque, L, Galindo, D &Realiza, H. (2021). La pedagogía del amor en
estudiantes universitarios. Revista
Centro Sur (1) – Quito, Ecuador https://centrosuragraria.com/index.php/revista/article/view
Cisneros,
E. (2016). Comportamiento social y praxis
del orientador: construcción teórica que fluye de la modelización del saber
durante la transposición didáctica. [Tesis Doctoral Universidad de Carabobo
– Valencia – Venezuela] Repositorio institucional mriuc http://mriuc.bc.uc.edu.ve/handle/123456789/3018
De
Caire, E. (2018). Orientación
inculturada: un acercamiento desde la praxis del orientador venezolano. [Tesis
Doctoral no publicada. Universidad de Carabobo- Venezuela] Repositorio
institucional mriuc. http://mriuc.bc.uc.edu.ve/handle/123456789/6921
Delors,
J. (1994). “Los cuatro pilares de la educación.” En La educación encierra un
tesoro. UNESCO. pp 91-103.
Espinoza,
D. (2014). Una escuela “sentipensante” para el reconocimiento y practica de los
derechos humanos. Rastros y Rostros.
16 (30). 95-104. doi:
http://dx.doi.org/10.16925/ra.v16i30.824
Espinosa,
D. (2015). La calidad de la educación: un discurso de competencias en un mundo
de diferencias. Educación y Cultura.
Fecode. Edición 111
Espinosa,
D. (2018). Prácticas pedagógicas sentipensantes: un encuentro con el otro. Educación y Cultura. No. 126. Fecode
Espinosa,
D., y Guerrero, E. (2021) Corazonando y Sentipensando rupturas y siembras
pedagógicas. Praxis Pedagógica,
21(31), 5-33. https://doi.org/10.26620/uniminuto.praxis.21.31.2021.5-33
Fals,
O. (2009). Una sociología sentipensante
para América Latina. Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales-CLACSO.
Freire,
P. (2016). Pedagogía de los sueños
posibles. Por qué docentes y alumnos necesitan reinventarse en cada momento de
la historia. 1a. ed. Siglo veintiuno editores. México.
Foucault, M. (1995). La
vida: la experiencia y la ciencia. Sociología: Revista De La Facultad
De Sociología De Unaula, (18), 7–16.
https://publicaciones.unaula.edu.co/index.php/sociologiaUNAULA/article/view/834
Gómez,
K. (2020). Pedagogía de la alteridad una
promesa para el desempeño escolar de los actores educativos en educación media.
[Tesis doctoral Universidad Nacional Experimental de los Llanos Occidentales
Rómulo Gallegos – Venezuela]
Infante,
M. (2020). Simbiosis sistémica de la
triádica intelectualista autopoiesis, cibernética y pensamiento complejo en el
contexto educativo. [Tesis Doctoral Universidad de Carabobo. Valencia –
Venezuela] Repositorio
institucional mriuc. http://mriuc.bc.uc.edu.ve/handle/123456789/8842
Ianni,
C. (2018). Formación docente y rol del
orientador. Una experiencia pedagógica transformadora desde la investigación y
la reflexión para la comprensión humana. © FUNDACIÓN KOINONIA. Coro –
Venezuela.
Jiménez,
A. (2021). El amor pedagógico: miradas a su devenir en la pedagogía colombiana.
Praxis & Saber, 12(30), e12123.
https://doi.org/10.19053/22160159.v12.n30.2021.12123
Juárez,
Z. (2020). Constructo ontoaxiológico de
la pedagogía del amor desde la transdisciplinariedad: una visión posmoderna del
docente. [Tesis Doctoral Universidad Pedagógica Experimental Libertador -
Instituto De Mejoramiento Profesional Del Magisterio - Núcleo académico Zulia]
Llatas
Valdivia, E. (2019). Pedagogía de la
ternura orientada a la formación humana del estudiante de la institución
educativa San Ramón de Cajamarca. [Tesis Doctoral Universidad Nacional
Pedro Luís Gallo- Perú]
Martínez,
M (2014) Ciencia y arte en la Metodología
cualitativa. México: Editorial Trillas.
Maturana,
H. (2008). El amor y el Origen de la Humanidad. En: El Sentido de lo Humano. P. 249-259 Santiago, Chile. Ediciones
Dolmen
Maturana,
H. & Varela, F. (1998). De máquinas y
seres vivos: autopoiesis la organización de lo vivo. 5a ed.
Editorial universitaria S.A. Santiago de Chile.
Molina,
K. (2013). Aproximación Teórica Sobre
Educación De Las Emociones Desde La Perspectiva Humanista Personalizante. [Tesis
Doctoral Universidad Pedagógica Experimental Libertador - Instituto Pedagógico
Rural “Gervasio Rubio” Rubio – Estado Táchira – Venezuela]
Montenegro,
W. (2018). La pedagogía del amor y La
PNL para la educación integral. El desarrollo integral de la persona. Cultura, Universidad de San Martín de
Porres, Lima – Perú. 32, pp. 279-322.
https://doi.org/10.24265/cultura.2018.v32.13
Morín,
E (2002) Manual del Pensamiento Complejo.
UNESCO.
Peña,
E. (2021).
Inteligencia
emocional y rendimiento académico en la asignatura de radiología oral y
maxilofacial en estudiantes de la facultad de odontología de la Universidad
Nacional Daniel Alcides Carrión – Pasco 2019.
[Tesis Doctoral Universidad Nacional Daniel Alcides Carrión. Perú]
Pérez,
A. (2014). Pedagogía del Amor. Diario El
Universal, 04 de noviembre. 2:30 pm
Piñero,
L; Rivera, M; y Esteban, E. (2019). Proceder
de investigador cualitativo: Precisiones para el proceso de investigación.
FONDEIN UPEL IPB Barquisimeto - Venezuela
Ortiz,
A. (2021). Modelos educativos y tendencias pedagógicas: La pedagogía del amor. Revista Boletín Redipe. (10), 3. pp,
89-106.
Rogers,
C. (1982). El Proceso de Convertirse en
Persona. Buenos Aires, Editorial Paidos.
Romão,
J. E. (2019). Pedagogía del Amor: Paulo Freire hoy. Didacticae, 5, 73-84
DOI: 10.1344/did.2019.5.73-84
Sánchez, P. (2016). La
orientación educativa en la universidad; reflexiones desde la práctica
educativa. [Ponencia] I Congreso online
sobre la educación del siglo XXI. https://www.eumed.net/libros-gratis/actas/2016/educacion/psc.pdf
Silva,
M. (2018) El giro hermenéutico de la
educación universitaria: hacia una formación integral humanista del futuro
formador desde un nuevo estatuto epistemológico. [Tesis Doctoral
Universidad de Carabobo. Venezuela] Repositorio institucional mriu http://mriuc.bc.uc.edu.ve/handle/123456789/7087
Sistema De Orientación
Para La Educación Universitaria. (2011).
Ministerio De Poder Popular Para la Educación Universitaria. Venezuela
Torres,
S. (2001). Sentipensar. Estrategias para
un aprendizaje creativo. Mimeo.
Taylor,
S. y Bogdan, R. (1992). Introducción a
los métodos cualitativos de investigación. La búsqueda de los significados.
Barcelona- Buenos Aires. -México: Paidós
Van
de Velde, h. (2020). La psicología
humanista o teoría humanista. Diplomado Internacional en Facilitación y
acompañamiento oportuno de Procesos de Aprendizaje (DI-Fácil). https://abacoenred.com/wp-content/uploads/2020/12/Humanismo.pdf
Zambrano,
M. (2018) Aproximación teórica del saber
docente requerido en el desarrollo de la tarea educativa en las universidades.
[Tesis Doctoral Universidad Pedagógica Experimental Libertador - Instituto
Pedagógico Rural “Gervasio Rubio” – Táchira – Venezuela]
Comentarios
Publicar un comentario