FEMINIZACIÓN DE LA SOCIEDAD VS MODELOS FALOCRÁTICOS Autor: Francisco Rodríguez.* [1] Profesor Titular Jubilado de la Universidad de Oriente-Venezuela Escuela de Ciencias de la Salud y Coordinador del Grupo de Investigaciones sobre Violencia Social de Ciudad Bolívar, Venezuela.
Orinoco. Pensamiento y Praxis/ Ano 07 / Nro 10/ (Enero. Junio 2019). Pp. (51-70). Multidisciplinarias/ISSN 2244-8314/ Organismo responsable. Asociación Fraternidad y Orientación Activa/ Editorial. Fondo Editorial ORINOCO Pensamiento y Praxis. Indizada/Resumida en Catalogo Latindex Folio 22927, y adherida a la Red Latinoamericana de Revistas Académicas en Ciencias Sociales y Humanidades (LatinREV) de FLACSO Argentina. Ciudad Bolívar. República Bolivariana de Venezuela.
FEMINIZACIÓN DE LA SOCIEDAD VS MODELOS FALOCRÁTICOS
Autor: Francisco Rodríguez.* [1] Profesor Titular Jubilado de la Universidad de Oriente-Venezuela Escuela de Ciencias de la Salud y Coordinador del Grupo de Investigaciones sobre Violencia Social de Ciudad Bolívar, Venezuela.
frfrank611@gmail.com
RESUMEN
Feminización de la sociedad Vs modelos falocráticos El abordaje del tema se realizó a partir de un enfoque histórico-estructural que se ubicó en el contexto del sistema capitalista y el Episteme de la Modernidad como estructuras típico-ideales, haciendo énfasis en sus fases tardías. Comenzamos abordando las estructuras familiares en su condición de estructuras matrices de la sociedad en cualquier época y su situación en tiempos de cambios epocales. Luego nos situamos en el contexto del proceso de modernización como actitud de “desencantamiento del mundo” (Weber, 2003) lo cual significa definir la Modernidad tardía o Neomodernidad como una sociedad Postradicional. Así mismo planteamos la periodización histórica Matriarcado-Patriarcado como modos de configurar las relaciones entre sexo-poder-verdad y el posterior advenimiento de la feminización de la sociedad como etapa de transición histórica. La Neo-modernidad o fase del capitalismo de consumo supone la enunciación del cuerpo como una mercancía que postula la Simbólica del cuerpo como mercancía erótica y finalmente analizamos el sexismo como ideología de la dominación de los cuerpos y la subjetividad (Biopolítica) que se origina en la familia patriarcal-victoriana. Palabras claves: Modernidad, Neomodernidad, capitalismo de consumo, familia patriarcal, modelos falocráticos, sociedad postradicional.
ABSTRACT
Feminization of society Vs phallocratic models The approach to the topic was made based on a historical-structural approach that placed in the context of the capitalist system and the episteme of Modernity as typical-ideal structures, emphasizing its late phases. We begin by addressing family structures in their capacity as parent structures of society at any time and their location in times of epochal changes. Then we situate ourselves in the context of the process of modernization as an attitude of disenchantment of the world (Weber,) which means defining Late Modernity or Neomodernity as a Post-traditional society. We also propose matriarchal-patriarchal historical periodization as way of configuring the relationships between sex-power and truth and the subsequent advent of the paradigm of the feminization of society as a stage of historical transition. Neo-modernity or the phase of consumer capitalism presupposes the enunciation of the body as a commodity that postulates the symbolic of the body as erotic merchandise and finally we analyze sexism as an ideology of the domination of bodies and subjectivity (biopolitics) that originates in the patriarchal-Victorian family. Keywords: Modernity, Neomodernity, consumer capitalism, patriarchal family, phalocratic models, post-traditional society.
RÉSUMÉ
Féminisation de la société contre modèles phallocratiques L'approche du sujet a été faite à partir d'une approche historico-structurelle située dans le contexte du système capitaliste et de l'Episteme de la Modernité en tant que structures typiques-idéales, en mettant l'accent sur ses dernières phases. Nous avons commencé par considérer les structures familiales comme les structures matricielles de la société à tout moment et leur situation à une époque de changement. Ensuite, nous nous situons dans le contexte du processus de modernisation comme attitude de "désenchantement du monde" (Weber, 2003) qui signifie définir la modernité tardive ou néomodernité comme une société post-traditionnelle. De même, nous proposons la périodisation historique Matriarcado-Patriarcado comme moyen de configurer les relations entre la vérité du pouvoir sexuel et l'avènement ultérieur de la féminisation de la société comme étape de transition historique. La néo-modernité ou phase du capitalisme de consommation suppose l'énonciation du corps comme une marchandise qui postule le Symbolique du corps comme une marchandise érotique et finalement nous analysons le sexisme comme une idéologie de domination et de subjectivité du corps (Biopolitique) qui trouve son origine dans la famille patriarcal-victorian. Mots-clés : Modernité, néomodernité, capitalisme de consommation, famille patriarcale, modèles phallocratiques, société post-traditionnelle.
INTRODUCCIÓN:
A partir del siglo XX y fundamentalmente después de las dos guerras mundiales, se produce en la civilización occidental, cambios tendientes a invertir la hegemonía hasta ahora de lo masculino sobre lo femenino en la cultura y la sociedad, las estructuras sociales y los patrones de comportamiento del hombre común. Desde los imperios de la antigüedad, pasando por la Edad Media hasta llegar a la Modernidad, la civilización occidental sustenta el poder, las estructuras sociales, y la subjetividad en un modelo falocrático y logocéntrico, que determina la vida a nivel de las macroestructuras sociales y las microestructuras de la vida cotidiana. El ser masculino adulto es colocado de acuerdo a este paradigma por encima de cualquier otra persona: mujer, niño-niña, asumiendo así el estatuto de hombre-padre-Dios con poderes extraordinarios casi sobre-naturales. Es la figura del “Pater familiae” grecorromano que tenía el derecho, no solo sobre los bienes y los esclavos, sino también de disponer de la vida de la mujer-esposa e hijos. En esto se basa el patriarcado de las sociedades premodernas que se transmite a la Modernidad sustentado en el derecho de propiedad de las sociedades precapitalistas primero y luego de las sociedades capitalistas hasta llegar a la Modernidad tardía. La divinización del padre en las sociedades premodernas y precapitalistas corre parejo con la desvalorización de la figura de la mujer-hembra, dueña del hogar, reservorio y cuidadora de los hijos. El machismo es una manifestación sociológica típica de una visión del mundo como ésta que responde finalmente a un modelo falocrático, castrador y represivo como forma de dominación basada en una economía política del placer sexual que fundamenta relaciones de poder. La expresión sintomática histórcamente más típica de este modelo es la sociedad victoriana. El sexismo, la dominación por el sexo, la represión libidinal, la censura y la “pastoral de la carne”, son estrategias revestidas de lo que Foucault denomina “Tecnologías del Yo” (1989). 1.-Las estructuras familiares en tiempos de cambios epocales A pesar de todos los cambios que las civilizaciones humanas han experimentado a través de toda su historia, algunas formas societarias permanecen aún con vida. Estructuras sociales y políticas, instituciones públicas y privadas, antes sólidas han desaparecido por la instalación de procesos civilizatorios profundamente aculturadores que las hacen disfuncionales para el nuevo sistema social dominante. No obstante, la institución familiar ha sobrevivido aunque experimentando cambios estructurales. La institución familiar es una forma social universal que ha estado presente en todas las sociedades-culturas desde las sociedades primitivas y segmentarias de tipo colectivistas hasta las sociedades posmodernas post-tradicionales. La familia como grupo multifuncional significa cumplir con múltiples funciones en cualquier sociedad: agencia de socialización primaria, de reproducción biológica y social de las sociedades a través de la producción generacional, unidad productiva y de consumo, etc. La familia en la civilización occidental fundamenta su razón de ser en dos paradigmas básicos como son: el cristiano y el jurídico. Sexualidad orientada a la reproducción exclusivamente como medio de asegurar la descendencia que posteriormente se transformará en sujetos-creyentes y ciudadanos aptos para la construcción y reproducción de una sociedad históricamente enderezada a la salvación de las almas y luego al Progreso (Rodríguez, 2015). Esto supone, desde el punto de vista del paradigma cristiano una “Pastoral de la carne”. El paradigma jurídico que hunde sus raíces en la civilización greco-romana supone a la familia como la base de legitimidad de la sociedad patriarcal- tradicional y moderna. El modelo victoriano de familia quizás sea uno de los ejemplos más emblemáticos de una “Economía política” libidinal doméstica fundamentada en represión que responde a las fuentes de inspiración antes señaladas: una ascética cristiana y un modelo disciplinario y del tipo normal-patológico. La domesticación de la sexualidad es una estrategia de ahorro libidinal orientada a la producción de plusvalía en el proceso de acumulación de capital en su fase de capitalismo industrial naciente. Pero es más que eso porque significa un dispositivo de poder que constituye subjetividad a partir de una economía del placer. Hoy tenemos un estado de disolución-pulverización de las viejas estructuras familiares que dejan de fundamentarse en el paradigma de alianza pueblo-Dios de inspiración judeo-cristiano orientado a la salvación y en el modelo disciplinario patriarcal-productivo para aterrizar en el paradigma de la salvación individual a través de la “Estética del consumo”. Un paradigma estratégico de racionalidad instrumental constituye la base de fundamentación ética de la sociedad y la familia actual. En el espacio dejado por las antiguas estructuras como la familia, la comunidad se colocan dispositivos de interacciones estratégicas, racionalidad instrumental (mercado/ goce tecnológico) e individualismo yoico que producen como resultado un agregado amorfo de individuos, intereses, incomunicación, poder y dominación, conflictos como modo de comunicación, insensibilidad, etc. Mera reproducción del “orden caníbal” generalizado en que se ha convertido la sociedad en general. La familia fue y sigue siendo hoy el grupo primario por excelencia, mediación institucional obligada entre el individuo y la sociedad; Estructura de intermediación social primaria que domina todo el ámbito del espacio microsocial en su relación con el poder. Es en el contexto de la familia donde tiene lugar el proceso de socialización básica o primaria en cualquier sociedad porque es esta institución el grupo mediador por excelencia entre el individuo y la sociedad, fundamentalmente en los primeros años de la vida del sujeto infantil. La familia como grupo primario por excelencia contiene en su interior las personas primaria de referencia para el sujeto infantil y cuyo proceso de socialización básica se hace sobre la base de la afectividad como “caldo de cultivo” fundamental. Es por eso que la internalización de las pautas normativas y socioculturales en general, estarán revestidas de afectividad. Cualquier otro proceso de socialización secundaria se hará sobre la base del proceso primario que se desarrolla en la familia el cual sienta las bases para ulteriores procesos de endo-culturación: escuela, grupo de pares, medios de comunicación de masas, etc. No obstante, la familia como grupo primario no es una estructura aislada sino que pertenece y está de hecho determinada por el resto de las estructuras sociales y de la totalidad social en general, de tal manera que si éstas están en crisis, también la familia lo estará. Durante mucho tiempo, la familia ha sido la estructura depositaria de la ideología dominante en la sociedad y por lo tanto aparato ideológico del estado como lo plantea Althusser (1970). Desde la familia patriarcal antigua hasta la moderna, la familia es la agencia de socialización por excelencia y en el contexto de una ideología falocrática, los niños son educados para aceptar la dominación y la autoridad del padre por tanto el sexo es definido exclusivamente como sexo para la reproducción. En el caso de nuestra realidad social contemporánea asistimos hoy a una situación de desintegración estructural que asume el carácter de un proceso de pulverización social, y esto constituye el magma societal dentro del cual se constituyen las estructuras y se desarrollan los procesos familiares. Las estructuras familiares están hoy atravesadas por factores y determinaciones que constituyen fuerzas centrífugas que generan sistemas de identidad sometidos a contradicciones antagónicas inherentes a estructuras con situación de crisis severa de reguladores y de procesos simbólicos. Esta situación de anomia estructural crea condiciones para la emergencia de estructuras familiares donde la comunicación puede estar severamente perturbada, comunicaciones tipo doble vínculo-transacciones descalificadoras y cruzadas; con interacciones donde la confusión y superposición de roles, definen las pautas interactivas entre los diversos miembros. La familia hoy está caracterizada por roles y figuras parentales que se vuelven meramente instrumentales y de dependencia simbiótica pre-edípica: proveedores de satisfacción de necesidades materiales, estructura de compensación de deseos primarios, de necesidades y proyectos de autorrealización y realización social, orientados por la “Etica del consumo”. Esto significa situaciones de alienación subjetiva-intersubjetiva, hedonismo compulsivo, falta de compromiso y abandono, expectativas desmesuradas, egocentrismo y violencia intrafamiliar. La familia como institución matriz en las estructuras societarias de la Modernidad, significó la agencia de socialización por excelencia siempre y una estructura de contención del individuo para el control de la sexualidad y del comportamiento en general propuesta como mecanismo exclusivamente de reproducción biológica de la sociedad y por esta razón, depositaria de la “Pastoral de la carne”. No obstante, en situaciones de anomia y desintegración, más bien diríamos de pulverización social, el modelo patriarcal-falocrático que tenía su sustento en la familia a través de los paradigmas jurídicos y religioso, cede su puesto a la emergencia nuevamente de un principio de feminización de la sociedad. La razón matriarcal o principio femenino de organización de la sociedad le cede el paso al patriarcado en la antigüedad clásica y se refleja en el imaginario de un pueblo como los antiguos griegos, cuando Apolo en las Orestiadas declara que no hay crimen en el asesinato de Clitenestra por Orestes porque ella era una mujer (Roudinesco, 2003). De acuerdo al mito en el origen de la civilización, la mujer predominaba por encima del hombre en la sociedad y la forma de organización social era el Matriarcado pero luego esta situación cambió hacia el dominio del padre que coincide históricamente con la edad del hierro. 2,.El proceso de des-modernización como desublimación represiva del mundo: la Modernidad como orden postradicional La desmodernización(Touraine, 1998) ha significado la conversión de la sociedad de la Modernidad en una sociedad postradicional porque el proceso de implantación de una racionalidad instrumental como lógica hegemónica ha significado la ruptura con estructuras tradicionales que suponía la vinculación entre sociedad/cultura, mercado/sociedad, trabajo/racionalidad instrumental. El episteme de la Modernidad fundado en la razón, privilegiaba el estatuto de un Sujeto histórico de la voluntad que debía conducir inexorablemente a la emancipación y por tanto al reino de la libertad y la felicidad y encarnó en el prototipo de un sujeto-macho-propietario de bienes y de mujeres. El modelo falocéntrico y falocrático, represivo-castrador es el arquetipo del poder y la dominación sexista que se ejerce sobre la base de la ley del padre como estatuto fundamental. A partir del ascenso de la burguesía al poder, comienza una fase de represión sexual que recorre todo el período de la Modernidad, hasta el siglo XX. La era victoriana que coincide con el surgimiento y consolidación del capitalismo industrial funda un modelo falocrático de dominación que excluía a la mujer (y a lo femenino) como sujeto y refundaba un proyecto de sociedad represivo y autoritario de la sexualidad. El surgimiento de la burguesía industrial como grupo hegemónico en la nueva etapa del capitalismo (el capitalismo industrial) establece un nuevo modelo de relaciones entre poder-sexualidad y saber. Este modelo necesitaba urgentemente de la concentración máxima de los trabajadores en el proceso de la producción y para lograr esto se crea un régimen social que significa una economía del placer que evite la dispersión distribuyendo totalmente la líbido entre el trabajo y la casa. Se constituye así un modo de explotación de la plusvalía que ya no es solamente de la fuerza de trabajo, sino también de la energía libidinal; la plusvalía libidinal que será un tipo de Economía política propia del capitalismo industrial. Este modo de producción está desvinculado ya del hombre como construcción social de tipo antropocéntrico que la sociedad tradicional había creado inspirada en los imaginarios religiosos. La Modernidad rompe así con el velo de misticismo que los “mundos de vida” generaban al ponerlos en contacto con un proceso de racionalización hasta entonces desconocido por la humanidad a través de toda su historia. 3.-Del matriarcado al patriarcado y de ahí a la femenización de la sociedad: la muerte del padre El paso del matriarcado al patriarcado significó una transición de un tipo de sociedad que que hacía énfasis en el principio femenino a estructuras sociales basadas en el carácter fálico-genital como modo de estructurar el poder y gestionar la sexualidad en la vida social. Esto se refleja en el panteón griego en donde los dioses son masculinos y femeninos, pero con predominancia de los dioses masculinos. Tanto para Morgan como para Bachofen, el predominio de lo femenino en las primeras etapas del desarrollo de la humanidad coincide con una etapa histórica en donde las formas de la organización social son primitivas. Para Marx y Engels (1970 ) el comunismo primitivo que se caracteriza por escaso desarrollo de las fuerzas productivas y la inexistencia de la división social del trabajo así como la ausencia de propiedad privada de los medios de producción (la tierra), no registra la emergencia del estado y las clases sociales. Sin embargo, aparte de la mitología no hay evidencias empíricas de tipo etnográfico que confirmen la existencia de sociedades matriarcales porque el principio masculino parece haber sido dominante a través del desarrollo histórico de la humanidad y la visión histórico-retrospectiva de Marx y Engels parece ser una toma de partido por su particular ideología y enfoque de periodización histórica de la humanidad. Hoy nos encontramos en la civilización occidental con una situación histórica inédita puesto que el paso del matriarcado (parentesco matrilineal) al patriarcado no ha conducido al fratriarcalismo (fraternización) sino a un proceso de feminización de la sociedad por encima de un modelo falocrático-patriarcal. El paradigma apolíneo que domina desde la antigüedad clásica en la civilización occidental, ha cedido su lugar a un paradigma dionisíaco que plantea un fuerte desafío al Episteme patriarcalista de tipo falocrático. Estos cambios civilizatorios se han venido produciendo en diversos ámbitos de la vida a escala macro y microsocietal. Asi tenemos como en el campo de la política la mujer destaca hoy en la mayoría de las sociedades modernas de la civilización occidental. Esto se evidencia en la participación en los ´diversos órganos de poder a través de un liderazgo muy competitivo y funcional. Participación en las instituciones fundamentales de la sociedad civil como las universidades, en los organismos de mediación social entre el individuo y el estado (sociedad civil). Cambio en la estructura de la división social del trabajo en el ámbito familiar y reasignación de roles estructurales. En la familia, observamos como los roles domésticos son compartidos por el hombre y la mujer, hoy en muchas familias conyugales de parejas jóvenes. El cuidado de los hijos, las labores domésticas, etc. El padre como antiguo proveedor material por excelencia de la casa ha tenido que compartir responsabilidades con la mujer que también sale a trabajar, de manera que ésta se convierte también en proveedora. El trabajo de la mujer en la calle que no es tan reciente pero que antes se producía como excepción sobre todo en los hogares monoparentales. Estos cambios son más visibles en las sociedades más avanzadas de la civilización occidental pero también ha estado permeando sistemáticamente a las sociedades del mundo subdesarrollado porque se trata de un proceso civilizatorio propio de la cultura occidental. Pero este proceso civilizatorio que denominamos feminización de la sociedad no alcanza solamente a la civilización occidental sino que permea también a las sociedades sacras y teocráticas del mundo árabe. Recientemente vimos en los periódicos la noticia del permiso que el gobierno de Arabia saudita, un gobierno fundamentalista-integrista, le daba a las mujeres para obtener la licencia para conducir automóviles. Cambios quizás no tan contundentes como los anteriormente señalados han estado ocurriendo de manera a veces imperceptibles pero igualmente importantes como los que ocurren en la vida cotidiana con la apariencia física, nos hablan de un proceso de modernización paralela que está ocurriendo hoy en la apariencia de las personas de ambos sexos en el mundo entero a través del proceso de globalización. Constituye todo un proceso civilizatorio que la humanidad jamás había vivido. La generalización ya establecida del uso del pantalón (prenda tradicionalmente masculina) como prenda femenina, el uso de zarcillos en los jóvenes y modales femeninos en los varones, la simbólica del gesto femenino adoptado por las nuevas generaciones de jóvenes masculinos,etc. Todo esto es sintomático de cambios en las visiones del mundo, percepción de lo masculino y lo femenino, de los roles de hombre-mujer, etc. Las amenazas que se podrían presentar con estos cambios civilizatorios es la emergencia de un proceso de peligrosa homogeneización de los sexos que vuelva opaca la diferenciación masculino-femenino. (1). 4.-El mercado del cuerpo y la simbólica del cuerpo como mercancía erótica Jamás en las sociedades tradicionales y de capitalismo industrial se había producido un proceso de erotización de la mercancía y jamás el cuerpo había adquirido el estatuto de mercancía erótico-libidinal como es el que asume la mujer y sobre todo el cuerpo de la mujer en la fase tardía del capitalismo o capitalismo de consumo masivo. El capitalismo de la segunda mitad del siglo XX asume el carácter de un capitalismo de consumo masivo más que de producción como había sido el modo de producción que estudió Marx. El capitalismo post-industrial se soporta sobre un inmenso aparato de producción- consumo y publicidad comercial como herencia de los totalitarismos que se había fundamentado en un aparato de propaganda masiva. Al aparato de propaganda del régimen nazi le corresponde en la Post-guerra un monstruoso aparato de publicidad comercial que vende mercancías materiales, pero ante todo vende signos y símbolos, estereotipos, estilos de vida y cuerpos; sobre todo el cuerpo de la mujer como mercancía erótica. El cuerpo de la mujer para el mercado, para el consumo, para el goce y para el intercambio mercantil organizado, es la metáfora, en la últimas décadas del siglo XX y comienzos del XXI, del modelo falocrático que surge con el capitalismo y la emergencia de la burguesía industrial. ______________________________ (1) 1.- En toda sociedad-cultura siempre ha habido una estructura diferencial de los géneros masculino-femenino, lo cual no obsta para reconocer otro tipo de género que se diferencie de lo establecido sobre todo en nuestra sociedad posmoderna.
Es un cuerpo fragmentado porque cada parte tiene un precio tasado en el “mercado de la carne” y está desvinculado del sujeto que posee el cuerpo (desocialización). De esta manera el cuerpo-sujeto se convierte en mera “máquina deseante” (Deleuze y Guattari, 1973) que no busca más que la satisfacción sexual del “Otro del poder” y del mercado o falo simbólico. Este cuerpo “despedazado” que no realiza su síntesis por sí mismo puede recomponerse en sus partes constitutivas a través del “falo” como supersignificante que se constituye en hipóstasis determinando al Sujeto en su identidad como tal. La “castración simbólica” aquí se concreta en este proceso de fragmentación que niega la totalidad del hombre- mujer como sujeto. De ahí la necesidad de la “muerte del padre” en un antiedipismo que lleva a la mujer a la condición de “sujeto de la castración” y no al sujeto masculino. Es evidente que la mujer en este modelo falocrático está inmersa en un dispositivo de poder que induce estados de alienación tipo “dialéctica del amo y el esclavo”. La emancipación comienza a llegar cuando ella se convierte en un “Sujeto de la acción” que es capaz por sí misma de decir su “propia palabra” pasando de ser un sujeto hablado a ser un sujeto de habla. Hoy, la mujer habla desde su condición de Sujeto-actor que habla ya desde el espacio público produciendo discursos y generando espacios de libertad. Es un Sujeto histórico que sustituye lo que todavía hasta el siglo XX fue el proletariado. La ética de la emancipación hoy es propuesta por movimientos sociales como el de la mujer, LBTG, los ecologístas, los derechos humanos; en fin, son grupos que ya no proponen utopías totales de liberación de toda la humanidad teniendo a Sujetos históricos de la revolución como una clase social, sino movimientos sociales, racionalidades parciales; vale decir, revolución molecular. 5.-El sexismo como Ideología de la dominación se origina en la familia: De acuerdo a la tradición marxista, la ideología es esencialmente falsa conciencia reproductora de dominación. Pero la dominación de la cual se habla en este contexto es la dominación de clase. Se aplica a cualquier modo de producción basado en la estructura social de las clases pero en el caso del capitalismo que Marx estudió exhaustivamente, se trata de la ideología de la clase dominante que es la burguesía. Para la teorización marxista otro tipo de dominación como la del hombre-mujer no es considerada como tal porque el sexo no estructura ninguna dominación y las relaciones hombre-mujer no son relaciones de clase y por lo tanto no hay aqui dominación de clase; no obstante este tipo de dominación puede llegar a ser tanto o más opresiva que la dominación de clase. Puesto que la estructuración de la sociedad moderna, de cualquier sociedad, no gira únicamente en torno a las estructuras de clase, consideramos que otro tipo de dominación en los espacios microsocietales merecen llamarse como tal aunque no se pueda designar con el término de dominación de clase. Así tenemos espacios microsocietales como: la escuela, el hospital, la cárcel y por supuesto, la familia. La familia es un espacio societal muy sui generis porque constituye el principal grupo primario en cualquier sociedad y es por eso por lo cual el poder, la dominación-subordinación-sometimiento se originan aquí como estructura de reproducción social por excelencia. Ver estadísticas al final del texto. Catalogado por Althusser(Idem.)como aparato ideológico del estado por su función esencial de transmitir la Ideología dominante de la sociedad a través del proceso de socialización, la familia es más que un grupo de afectividad. De hecho podemos afirmar que en la familia se genera y ejerce el poder de una manera más despótica que en el estado. El carácter privado y afectivo que rodea la familia hace que el ejercicio de la dominación y explotación sexista se realice aquí en el contexto de la mayor tolerancia e impunidad que en cualquier otro espacio societario. Es en la familia en donde la ideología sexista propia del modelo falocrático de sociedad se hace más fuerte porque es una ideología transhistórica; quiere decir que aunque no es ahistórica, trasciende los límites históricos de muchas sociedades desde la antigüedad clásica hasta nuestros días. Por otra parte, es en la familia en donde la división social del trabajo es ante todo división sexual del trabajo y el esposo es el que fija las reglas de enunciación y las condiciones en las cuales la mujer realiza su inserción como rol. Podemos decir que es desde la familia, como aparato ideológico del estado, desde donde se origina el sexismo como ideología de la dominación y aparte del espacio público, es en la familia el ámbito por naturaleza en donde se hace necesario combatir la ideología del sexismo re-estructurando y redefiniendo los roles de padre-madre, masculino-femenino, división del trabajo en el hogar, etc. Es necesario una redefinición de la gramática estructural de la familia cambiando radicalmente el orden de las denominaciones para abolir el arquetipo del padre-Dios, macho-predominante- fecundador por excelencia y de la mujer-madre-hembra receptora de esperma y vientre reproductor por naturaleza. Pero quien o quienes realizan la tarea de re-estructuración de la arquitectura familiar? Quien es el sujeto clarividente que sería capaz de una tarea tan ardua y compleja como esta y cuál o cuáles serían las estrategias a realizar? Quizás sea la mujer como arquetipo de la madre nutricia quien puede asumir esta tarea de manera preferencial porque su rol de mujer-madre-Deméter la hace estar filogéneticamente por encima de cualquier otro rol (sobre todo en sociedades matricéntricas como las lationamericanas) a nivel de toda la familia, e incluso a nivel de toda la sociedad. No obstante, es posible considerar que en el proceso de la transformación de la estructura familiar, deberían participar todos los miembros de la constelación familiar porque todos están implicados en el modo como se constituye ésta y porque es una tarea de una enorme complejidad. Creo que se pueden proponer muchas estrategias de transformación de la familia como superestructura institucional, pero es la estrategia de Reconstrucción sociohistórica de la Subjetividad, la cual es nuestra propia contribución a la solución del problema, la que utilizamos en nuestras investigaciones en este campo. Puesto que la Subjetividad es una construcción sociocognoscitiva histórica porque es el producto de lo histórico-vivido por los sujetos individual y colectivos. Estos vividos se producen en los marcos cognoscitivos de una sociedad-cultura determinada también históricamente y es por eso por lo que decimos que la Subjetividad no es una sumatoria de propiedades intrapsíquicas, sino una estructura sociohistórica. Esto significa que la Subjetividad así entendida no se refiere a individuos considerados como entes aislados, átomos o mónadas, sino a una estructura relacional constituída por Representaciones socio- simbólicas, ideologías, valores y creencias, imaginarios, visiones del mundo y al final, lo vivido como condensado de todas las experiencias que tienen lugar en la totalidad del sujeto individual-colectivo. De esta manera el proceso de reconstrucción de la subjetividad se orienta al cambio de las estructuras sociocognoscitivas como marco de referencia estructural del sujeto individual-colectivo; básicamente la transformación de las representaciones y visiones del mundo; sobre todo en las representaciones estratégicamente situadas en el campo de las categorizaciones de lo masculino-femenino, la sexualidad, etc. Conclusiones: El proceso de feminización de la sociedad y la cultura y los movimientos de feminismos que tienen sus raíces en antiguos movimientos como la marcha de las sufragistas en Inglaterra y la lucha por igualdad de salarios, constituye todo un proceso civilizatorio que penetra la civilización occidental y permea las civilizaciones no occidentales también. Podemos decir que la emergencia de la mujer como sujeto en los escenarios societales, es un acontecimiento inédito que desafía el modelo patriarcalista-falocéntrico que sustentó y sustenta aún al capitalismo y la Modernidad tardía en Occidente. La totalidad del sistema social al mismo tiempo que los mundos de vida de la vida cotidiana han sufrido cambios que son mutaciones societales que aparecen hoy como irreversibles. La estructura de las instituciones públicas, el estado, los partidos políticos, las clases sociales, el mundo del trabajo y de las organizaciones formales en el ámbito macroestructural. Las universidades, medios de comunicación, la iglesia, la escuela, etc,. en el nivel mesoestructural y la estructura de la familia, la pareja, los grupos de pertenencia y referencia, las comunidades, las identidades personales y colectivas, la subjetividad-intersubjetividad; todo el universo societal está cambiando en la órbita de una verdadera revolución que nunca imaginaron los teóricos revolucionarios del siglo XIX y XX. Bibliografía general: Althusser, L. (1970) Ideología y aparatos ideológicos del Estado. Ediciones Pepe. Deleuze, G., y Guattari, F. (1973) El antiedipo: Capitalismo y Esquizofrenia. Barcelona, España, Barral editores, S.A. Engels, F. (1970) El origen de la familia, la propiedad privada y el estado. Madrid, Edit. Fundamentos. Foucault, M. (1989) Tecnologías del Yo. Rodríguez, F. (2015). La violencia social: Sociogénesis del Mal. Ciudad Bolívar, Venezuela, Ediciones Fraternidad y Orientación activa. Roudinesco, E. (2003) La familia en desorden. México, editorial F.C.E. Touraine, A. (1996) Podremos vivir juntos? Buenos Aires. Edit. F.C.E. Weber, M. (2003) la Etica protestante y el espíritu del capitalismo.Mexico, F.C. E. ANEXOS:
FEMINIZACIÓN DE LA SOCIEDAD VS MODELOS FALOCRÁTICOS
Autor: Francisco Rodríguez.* [1] Profesor Titular Jubilado de la Universidad de Oriente-Venezuela Escuela de Ciencias de la Salud y Coordinador del Grupo de Investigaciones sobre Violencia Social de Ciudad Bolívar, Venezuela.
frfrank611@gmail.com
RESUMEN
Feminización de la sociedad Vs modelos falocráticos El abordaje del tema se realizó a partir de un enfoque histórico-estructural que se ubicó en el contexto del sistema capitalista y el Episteme de la Modernidad como estructuras típico-ideales, haciendo énfasis en sus fases tardías. Comenzamos abordando las estructuras familiares en su condición de estructuras matrices de la sociedad en cualquier época y su situación en tiempos de cambios epocales. Luego nos situamos en el contexto del proceso de modernización como actitud de “desencantamiento del mundo” (Weber, 2003) lo cual significa definir la Modernidad tardía o Neomodernidad como una sociedad Postradicional. Así mismo planteamos la periodización histórica Matriarcado-Patriarcado como modos de configurar las relaciones entre sexo-poder-verdad y el posterior advenimiento de la feminización de la sociedad como etapa de transición histórica. La Neo-modernidad o fase del capitalismo de consumo supone la enunciación del cuerpo como una mercancía que postula la Simbólica del cuerpo como mercancía erótica y finalmente analizamos el sexismo como ideología de la dominación de los cuerpos y la subjetividad (Biopolítica) que se origina en la familia patriarcal-victoriana. Palabras claves: Modernidad, Neomodernidad, capitalismo de consumo, familia patriarcal, modelos falocráticos, sociedad postradicional.
ABSTRACT
Feminization of society Vs phallocratic models The approach to the topic was made based on a historical-structural approach that placed in the context of the capitalist system and the episteme of Modernity as typical-ideal structures, emphasizing its late phases. We begin by addressing family structures in their capacity as parent structures of society at any time and their location in times of epochal changes. Then we situate ourselves in the context of the process of modernization as an attitude of disenchantment of the world (Weber,) which means defining Late Modernity or Neomodernity as a Post-traditional society. We also propose matriarchal-patriarchal historical periodization as way of configuring the relationships between sex-power and truth and the subsequent advent of the paradigm of the feminization of society as a stage of historical transition. Neo-modernity or the phase of consumer capitalism presupposes the enunciation of the body as a commodity that postulates the symbolic of the body as erotic merchandise and finally we analyze sexism as an ideology of the domination of bodies and subjectivity (biopolitics) that originates in the patriarchal-Victorian family. Keywords: Modernity, Neomodernity, consumer capitalism, patriarchal family, phalocratic models, post-traditional society.
RÉSUMÉ
Féminisation de la société contre modèles phallocratiques L'approche du sujet a été faite à partir d'une approche historico-structurelle située dans le contexte du système capitaliste et de l'Episteme de la Modernité en tant que structures typiques-idéales, en mettant l'accent sur ses dernières phases. Nous avons commencé par considérer les structures familiales comme les structures matricielles de la société à tout moment et leur situation à une époque de changement. Ensuite, nous nous situons dans le contexte du processus de modernisation comme attitude de "désenchantement du monde" (Weber, 2003) qui signifie définir la modernité tardive ou néomodernité comme une société post-traditionnelle. De même, nous proposons la périodisation historique Matriarcado-Patriarcado comme moyen de configurer les relations entre la vérité du pouvoir sexuel et l'avènement ultérieur de la féminisation de la société comme étape de transition historique. La néo-modernité ou phase du capitalisme de consommation suppose l'énonciation du corps comme une marchandise qui postule le Symbolique du corps comme une marchandise érotique et finalement nous analysons le sexisme comme une idéologie de domination et de subjectivité du corps (Biopolitique) qui trouve son origine dans la famille patriarcal-victorian. Mots-clés : Modernité, néomodernité, capitalisme de consommation, famille patriarcale, modèles phallocratiques, société post-traditionnelle.
INTRODUCCIÓN:
A partir del siglo XX y fundamentalmente después de las dos guerras mundiales, se produce en la civilización occidental, cambios tendientes a invertir la hegemonía hasta ahora de lo masculino sobre lo femenino en la cultura y la sociedad, las estructuras sociales y los patrones de comportamiento del hombre común. Desde los imperios de la antigüedad, pasando por la Edad Media hasta llegar a la Modernidad, la civilización occidental sustenta el poder, las estructuras sociales, y la subjetividad en un modelo falocrático y logocéntrico, que determina la vida a nivel de las macroestructuras sociales y las microestructuras de la vida cotidiana. El ser masculino adulto es colocado de acuerdo a este paradigma por encima de cualquier otra persona: mujer, niño-niña, asumiendo así el estatuto de hombre-padre-Dios con poderes extraordinarios casi sobre-naturales. Es la figura del “Pater familiae” grecorromano que tenía el derecho, no solo sobre los bienes y los esclavos, sino también de disponer de la vida de la mujer-esposa e hijos. En esto se basa el patriarcado de las sociedades premodernas que se transmite a la Modernidad sustentado en el derecho de propiedad de las sociedades precapitalistas primero y luego de las sociedades capitalistas hasta llegar a la Modernidad tardía. La divinización del padre en las sociedades premodernas y precapitalistas corre parejo con la desvalorización de la figura de la mujer-hembra, dueña del hogar, reservorio y cuidadora de los hijos. El machismo es una manifestación sociológica típica de una visión del mundo como ésta que responde finalmente a un modelo falocrático, castrador y represivo como forma de dominación basada en una economía política del placer sexual que fundamenta relaciones de poder. La expresión sintomática histórcamente más típica de este modelo es la sociedad victoriana. El sexismo, la dominación por el sexo, la represión libidinal, la censura y la “pastoral de la carne”, son estrategias revestidas de lo que Foucault denomina “Tecnologías del Yo” (1989). 1.-Las estructuras familiares en tiempos de cambios epocales A pesar de todos los cambios que las civilizaciones humanas han experimentado a través de toda su historia, algunas formas societarias permanecen aún con vida. Estructuras sociales y políticas, instituciones públicas y privadas, antes sólidas han desaparecido por la instalación de procesos civilizatorios profundamente aculturadores que las hacen disfuncionales para el nuevo sistema social dominante. No obstante, la institución familiar ha sobrevivido aunque experimentando cambios estructurales. La institución familiar es una forma social universal que ha estado presente en todas las sociedades-culturas desde las sociedades primitivas y segmentarias de tipo colectivistas hasta las sociedades posmodernas post-tradicionales. La familia como grupo multifuncional significa cumplir con múltiples funciones en cualquier sociedad: agencia de socialización primaria, de reproducción biológica y social de las sociedades a través de la producción generacional, unidad productiva y de consumo, etc. La familia en la civilización occidental fundamenta su razón de ser en dos paradigmas básicos como son: el cristiano y el jurídico. Sexualidad orientada a la reproducción exclusivamente como medio de asegurar la descendencia que posteriormente se transformará en sujetos-creyentes y ciudadanos aptos para la construcción y reproducción de una sociedad históricamente enderezada a la salvación de las almas y luego al Progreso (Rodríguez, 2015). Esto supone, desde el punto de vista del paradigma cristiano una “Pastoral de la carne”. El paradigma jurídico que hunde sus raíces en la civilización greco-romana supone a la familia como la base de legitimidad de la sociedad patriarcal- tradicional y moderna. El modelo victoriano de familia quizás sea uno de los ejemplos más emblemáticos de una “Economía política” libidinal doméstica fundamentada en represión que responde a las fuentes de inspiración antes señaladas: una ascética cristiana y un modelo disciplinario y del tipo normal-patológico. La domesticación de la sexualidad es una estrategia de ahorro libidinal orientada a la producción de plusvalía en el proceso de acumulación de capital en su fase de capitalismo industrial naciente. Pero es más que eso porque significa un dispositivo de poder que constituye subjetividad a partir de una economía del placer. Hoy tenemos un estado de disolución-pulverización de las viejas estructuras familiares que dejan de fundamentarse en el paradigma de alianza pueblo-Dios de inspiración judeo-cristiano orientado a la salvación y en el modelo disciplinario patriarcal-productivo para aterrizar en el paradigma de la salvación individual a través de la “Estética del consumo”. Un paradigma estratégico de racionalidad instrumental constituye la base de fundamentación ética de la sociedad y la familia actual. En el espacio dejado por las antiguas estructuras como la familia, la comunidad se colocan dispositivos de interacciones estratégicas, racionalidad instrumental (mercado/ goce tecnológico) e individualismo yoico que producen como resultado un agregado amorfo de individuos, intereses, incomunicación, poder y dominación, conflictos como modo de comunicación, insensibilidad, etc. Mera reproducción del “orden caníbal” generalizado en que se ha convertido la sociedad en general. La familia fue y sigue siendo hoy el grupo primario por excelencia, mediación institucional obligada entre el individuo y la sociedad; Estructura de intermediación social primaria que domina todo el ámbito del espacio microsocial en su relación con el poder. Es en el contexto de la familia donde tiene lugar el proceso de socialización básica o primaria en cualquier sociedad porque es esta institución el grupo mediador por excelencia entre el individuo y la sociedad, fundamentalmente en los primeros años de la vida del sujeto infantil. La familia como grupo primario por excelencia contiene en su interior las personas primaria de referencia para el sujeto infantil y cuyo proceso de socialización básica se hace sobre la base de la afectividad como “caldo de cultivo” fundamental. Es por eso que la internalización de las pautas normativas y socioculturales en general, estarán revestidas de afectividad. Cualquier otro proceso de socialización secundaria se hará sobre la base del proceso primario que se desarrolla en la familia el cual sienta las bases para ulteriores procesos de endo-culturación: escuela, grupo de pares, medios de comunicación de masas, etc. No obstante, la familia como grupo primario no es una estructura aislada sino que pertenece y está de hecho determinada por el resto de las estructuras sociales y de la totalidad social en general, de tal manera que si éstas están en crisis, también la familia lo estará. Durante mucho tiempo, la familia ha sido la estructura depositaria de la ideología dominante en la sociedad y por lo tanto aparato ideológico del estado como lo plantea Althusser (1970). Desde la familia patriarcal antigua hasta la moderna, la familia es la agencia de socialización por excelencia y en el contexto de una ideología falocrática, los niños son educados para aceptar la dominación y la autoridad del padre por tanto el sexo es definido exclusivamente como sexo para la reproducción. En el caso de nuestra realidad social contemporánea asistimos hoy a una situación de desintegración estructural que asume el carácter de un proceso de pulverización social, y esto constituye el magma societal dentro del cual se constituyen las estructuras y se desarrollan los procesos familiares. Las estructuras familiares están hoy atravesadas por factores y determinaciones que constituyen fuerzas centrífugas que generan sistemas de identidad sometidos a contradicciones antagónicas inherentes a estructuras con situación de crisis severa de reguladores y de procesos simbólicos. Esta situación de anomia estructural crea condiciones para la emergencia de estructuras familiares donde la comunicación puede estar severamente perturbada, comunicaciones tipo doble vínculo-transacciones descalificadoras y cruzadas; con interacciones donde la confusión y superposición de roles, definen las pautas interactivas entre los diversos miembros. La familia hoy está caracterizada por roles y figuras parentales que se vuelven meramente instrumentales y de dependencia simbiótica pre-edípica: proveedores de satisfacción de necesidades materiales, estructura de compensación de deseos primarios, de necesidades y proyectos de autorrealización y realización social, orientados por la “Etica del consumo”. Esto significa situaciones de alienación subjetiva-intersubjetiva, hedonismo compulsivo, falta de compromiso y abandono, expectativas desmesuradas, egocentrismo y violencia intrafamiliar. La familia como institución matriz en las estructuras societarias de la Modernidad, significó la agencia de socialización por excelencia siempre y una estructura de contención del individuo para el control de la sexualidad y del comportamiento en general propuesta como mecanismo exclusivamente de reproducción biológica de la sociedad y por esta razón, depositaria de la “Pastoral de la carne”. No obstante, en situaciones de anomia y desintegración, más bien diríamos de pulverización social, el modelo patriarcal-falocrático que tenía su sustento en la familia a través de los paradigmas jurídicos y religioso, cede su puesto a la emergencia nuevamente de un principio de feminización de la sociedad. La razón matriarcal o principio femenino de organización de la sociedad le cede el paso al patriarcado en la antigüedad clásica y se refleja en el imaginario de un pueblo como los antiguos griegos, cuando Apolo en las Orestiadas declara que no hay crimen en el asesinato de Clitenestra por Orestes porque ella era una mujer (Roudinesco, 2003). De acuerdo al mito en el origen de la civilización, la mujer predominaba por encima del hombre en la sociedad y la forma de organización social era el Matriarcado pero luego esta situación cambió hacia el dominio del padre que coincide históricamente con la edad del hierro. 2,.El proceso de des-modernización como desublimación represiva del mundo: la Modernidad como orden postradicional La desmodernización(Touraine, 1998) ha significado la conversión de la sociedad de la Modernidad en una sociedad postradicional porque el proceso de implantación de una racionalidad instrumental como lógica hegemónica ha significado la ruptura con estructuras tradicionales que suponía la vinculación entre sociedad/cultura, mercado/sociedad, trabajo/racionalidad instrumental. El episteme de la Modernidad fundado en la razón, privilegiaba el estatuto de un Sujeto histórico de la voluntad que debía conducir inexorablemente a la emancipación y por tanto al reino de la libertad y la felicidad y encarnó en el prototipo de un sujeto-macho-propietario de bienes y de mujeres. El modelo falocéntrico y falocrático, represivo-castrador es el arquetipo del poder y la dominación sexista que se ejerce sobre la base de la ley del padre como estatuto fundamental. A partir del ascenso de la burguesía al poder, comienza una fase de represión sexual que recorre todo el período de la Modernidad, hasta el siglo XX. La era victoriana que coincide con el surgimiento y consolidación del capitalismo industrial funda un modelo falocrático de dominación que excluía a la mujer (y a lo femenino) como sujeto y refundaba un proyecto de sociedad represivo y autoritario de la sexualidad. El surgimiento de la burguesía industrial como grupo hegemónico en la nueva etapa del capitalismo (el capitalismo industrial) establece un nuevo modelo de relaciones entre poder-sexualidad y saber. Este modelo necesitaba urgentemente de la concentración máxima de los trabajadores en el proceso de la producción y para lograr esto se crea un régimen social que significa una economía del placer que evite la dispersión distribuyendo totalmente la líbido entre el trabajo y la casa. Se constituye así un modo de explotación de la plusvalía que ya no es solamente de la fuerza de trabajo, sino también de la energía libidinal; la plusvalía libidinal que será un tipo de Economía política propia del capitalismo industrial. Este modo de producción está desvinculado ya del hombre como construcción social de tipo antropocéntrico que la sociedad tradicional había creado inspirada en los imaginarios religiosos. La Modernidad rompe así con el velo de misticismo que los “mundos de vida” generaban al ponerlos en contacto con un proceso de racionalización hasta entonces desconocido por la humanidad a través de toda su historia. 3.-Del matriarcado al patriarcado y de ahí a la femenización de la sociedad: la muerte del padre El paso del matriarcado al patriarcado significó una transición de un tipo de sociedad que que hacía énfasis en el principio femenino a estructuras sociales basadas en el carácter fálico-genital como modo de estructurar el poder y gestionar la sexualidad en la vida social. Esto se refleja en el panteón griego en donde los dioses son masculinos y femeninos, pero con predominancia de los dioses masculinos. Tanto para Morgan como para Bachofen, el predominio de lo femenino en las primeras etapas del desarrollo de la humanidad coincide con una etapa histórica en donde las formas de la organización social son primitivas. Para Marx y Engels (1970 ) el comunismo primitivo que se caracteriza por escaso desarrollo de las fuerzas productivas y la inexistencia de la división social del trabajo así como la ausencia de propiedad privada de los medios de producción (la tierra), no registra la emergencia del estado y las clases sociales. Sin embargo, aparte de la mitología no hay evidencias empíricas de tipo etnográfico que confirmen la existencia de sociedades matriarcales porque el principio masculino parece haber sido dominante a través del desarrollo histórico de la humanidad y la visión histórico-retrospectiva de Marx y Engels parece ser una toma de partido por su particular ideología y enfoque de periodización histórica de la humanidad. Hoy nos encontramos en la civilización occidental con una situación histórica inédita puesto que el paso del matriarcado (parentesco matrilineal) al patriarcado no ha conducido al fratriarcalismo (fraternización) sino a un proceso de feminización de la sociedad por encima de un modelo falocrático-patriarcal. El paradigma apolíneo que domina desde la antigüedad clásica en la civilización occidental, ha cedido su lugar a un paradigma dionisíaco que plantea un fuerte desafío al Episteme patriarcalista de tipo falocrático. Estos cambios civilizatorios se han venido produciendo en diversos ámbitos de la vida a escala macro y microsocietal. Asi tenemos como en el campo de la política la mujer destaca hoy en la mayoría de las sociedades modernas de la civilización occidental. Esto se evidencia en la participación en los ´diversos órganos de poder a través de un liderazgo muy competitivo y funcional. Participación en las instituciones fundamentales de la sociedad civil como las universidades, en los organismos de mediación social entre el individuo y el estado (sociedad civil). Cambio en la estructura de la división social del trabajo en el ámbito familiar y reasignación de roles estructurales. En la familia, observamos como los roles domésticos son compartidos por el hombre y la mujer, hoy en muchas familias conyugales de parejas jóvenes. El cuidado de los hijos, las labores domésticas, etc. El padre como antiguo proveedor material por excelencia de la casa ha tenido que compartir responsabilidades con la mujer que también sale a trabajar, de manera que ésta se convierte también en proveedora. El trabajo de la mujer en la calle que no es tan reciente pero que antes se producía como excepción sobre todo en los hogares monoparentales. Estos cambios son más visibles en las sociedades más avanzadas de la civilización occidental pero también ha estado permeando sistemáticamente a las sociedades del mundo subdesarrollado porque se trata de un proceso civilizatorio propio de la cultura occidental. Pero este proceso civilizatorio que denominamos feminización de la sociedad no alcanza solamente a la civilización occidental sino que permea también a las sociedades sacras y teocráticas del mundo árabe. Recientemente vimos en los periódicos la noticia del permiso que el gobierno de Arabia saudita, un gobierno fundamentalista-integrista, le daba a las mujeres para obtener la licencia para conducir automóviles. Cambios quizás no tan contundentes como los anteriormente señalados han estado ocurriendo de manera a veces imperceptibles pero igualmente importantes como los que ocurren en la vida cotidiana con la apariencia física, nos hablan de un proceso de modernización paralela que está ocurriendo hoy en la apariencia de las personas de ambos sexos en el mundo entero a través del proceso de globalización. Constituye todo un proceso civilizatorio que la humanidad jamás había vivido. La generalización ya establecida del uso del pantalón (prenda tradicionalmente masculina) como prenda femenina, el uso de zarcillos en los jóvenes y modales femeninos en los varones, la simbólica del gesto femenino adoptado por las nuevas generaciones de jóvenes masculinos,etc. Todo esto es sintomático de cambios en las visiones del mundo, percepción de lo masculino y lo femenino, de los roles de hombre-mujer, etc. Las amenazas que se podrían presentar con estos cambios civilizatorios es la emergencia de un proceso de peligrosa homogeneización de los sexos que vuelva opaca la diferenciación masculino-femenino. (1). 4.-El mercado del cuerpo y la simbólica del cuerpo como mercancía erótica Jamás en las sociedades tradicionales y de capitalismo industrial se había producido un proceso de erotización de la mercancía y jamás el cuerpo había adquirido el estatuto de mercancía erótico-libidinal como es el que asume la mujer y sobre todo el cuerpo de la mujer en la fase tardía del capitalismo o capitalismo de consumo masivo. El capitalismo de la segunda mitad del siglo XX asume el carácter de un capitalismo de consumo masivo más que de producción como había sido el modo de producción que estudió Marx. El capitalismo post-industrial se soporta sobre un inmenso aparato de producción- consumo y publicidad comercial como herencia de los totalitarismos que se había fundamentado en un aparato de propaganda masiva. Al aparato de propaganda del régimen nazi le corresponde en la Post-guerra un monstruoso aparato de publicidad comercial que vende mercancías materiales, pero ante todo vende signos y símbolos, estereotipos, estilos de vida y cuerpos; sobre todo el cuerpo de la mujer como mercancía erótica. El cuerpo de la mujer para el mercado, para el consumo, para el goce y para el intercambio mercantil organizado, es la metáfora, en la últimas décadas del siglo XX y comienzos del XXI, del modelo falocrático que surge con el capitalismo y la emergencia de la burguesía industrial. ______________________________ (1) 1.- En toda sociedad-cultura siempre ha habido una estructura diferencial de los géneros masculino-femenino, lo cual no obsta para reconocer otro tipo de género que se diferencie de lo establecido sobre todo en nuestra sociedad posmoderna.
Es un cuerpo fragmentado porque cada parte tiene un precio tasado en el “mercado de la carne” y está desvinculado del sujeto que posee el cuerpo (desocialización). De esta manera el cuerpo-sujeto se convierte en mera “máquina deseante” (Deleuze y Guattari, 1973) que no busca más que la satisfacción sexual del “Otro del poder” y del mercado o falo simbólico. Este cuerpo “despedazado” que no realiza su síntesis por sí mismo puede recomponerse en sus partes constitutivas a través del “falo” como supersignificante que se constituye en hipóstasis determinando al Sujeto en su identidad como tal. La “castración simbólica” aquí se concreta en este proceso de fragmentación que niega la totalidad del hombre- mujer como sujeto. De ahí la necesidad de la “muerte del padre” en un antiedipismo que lleva a la mujer a la condición de “sujeto de la castración” y no al sujeto masculino. Es evidente que la mujer en este modelo falocrático está inmersa en un dispositivo de poder que induce estados de alienación tipo “dialéctica del amo y el esclavo”. La emancipación comienza a llegar cuando ella se convierte en un “Sujeto de la acción” que es capaz por sí misma de decir su “propia palabra” pasando de ser un sujeto hablado a ser un sujeto de habla. Hoy, la mujer habla desde su condición de Sujeto-actor que habla ya desde el espacio público produciendo discursos y generando espacios de libertad. Es un Sujeto histórico que sustituye lo que todavía hasta el siglo XX fue el proletariado. La ética de la emancipación hoy es propuesta por movimientos sociales como el de la mujer, LBTG, los ecologístas, los derechos humanos; en fin, son grupos que ya no proponen utopías totales de liberación de toda la humanidad teniendo a Sujetos históricos de la revolución como una clase social, sino movimientos sociales, racionalidades parciales; vale decir, revolución molecular. 5.-El sexismo como Ideología de la dominación se origina en la familia: De acuerdo a la tradición marxista, la ideología es esencialmente falsa conciencia reproductora de dominación. Pero la dominación de la cual se habla en este contexto es la dominación de clase. Se aplica a cualquier modo de producción basado en la estructura social de las clases pero en el caso del capitalismo que Marx estudió exhaustivamente, se trata de la ideología de la clase dominante que es la burguesía. Para la teorización marxista otro tipo de dominación como la del hombre-mujer no es considerada como tal porque el sexo no estructura ninguna dominación y las relaciones hombre-mujer no son relaciones de clase y por lo tanto no hay aqui dominación de clase; no obstante este tipo de dominación puede llegar a ser tanto o más opresiva que la dominación de clase. Puesto que la estructuración de la sociedad moderna, de cualquier sociedad, no gira únicamente en torno a las estructuras de clase, consideramos que otro tipo de dominación en los espacios microsocietales merecen llamarse como tal aunque no se pueda designar con el término de dominación de clase. Así tenemos espacios microsocietales como: la escuela, el hospital, la cárcel y por supuesto, la familia. La familia es un espacio societal muy sui generis porque constituye el principal grupo primario en cualquier sociedad y es por eso por lo cual el poder, la dominación-subordinación-sometimiento se originan aquí como estructura de reproducción social por excelencia. Ver estadísticas al final del texto. Catalogado por Althusser(Idem.)como aparato ideológico del estado por su función esencial de transmitir la Ideología dominante de la sociedad a través del proceso de socialización, la familia es más que un grupo de afectividad. De hecho podemos afirmar que en la familia se genera y ejerce el poder de una manera más despótica que en el estado. El carácter privado y afectivo que rodea la familia hace que el ejercicio de la dominación y explotación sexista se realice aquí en el contexto de la mayor tolerancia e impunidad que en cualquier otro espacio societario. Es en la familia en donde la ideología sexista propia del modelo falocrático de sociedad se hace más fuerte porque es una ideología transhistórica; quiere decir que aunque no es ahistórica, trasciende los límites históricos de muchas sociedades desde la antigüedad clásica hasta nuestros días. Por otra parte, es en la familia en donde la división social del trabajo es ante todo división sexual del trabajo y el esposo es el que fija las reglas de enunciación y las condiciones en las cuales la mujer realiza su inserción como rol. Podemos decir que es desde la familia, como aparato ideológico del estado, desde donde se origina el sexismo como ideología de la dominación y aparte del espacio público, es en la familia el ámbito por naturaleza en donde se hace necesario combatir la ideología del sexismo re-estructurando y redefiniendo los roles de padre-madre, masculino-femenino, división del trabajo en el hogar, etc. Es necesario una redefinición de la gramática estructural de la familia cambiando radicalmente el orden de las denominaciones para abolir el arquetipo del padre-Dios, macho-predominante- fecundador por excelencia y de la mujer-madre-hembra receptora de esperma y vientre reproductor por naturaleza. Pero quien o quienes realizan la tarea de re-estructuración de la arquitectura familiar? Quien es el sujeto clarividente que sería capaz de una tarea tan ardua y compleja como esta y cuál o cuáles serían las estrategias a realizar? Quizás sea la mujer como arquetipo de la madre nutricia quien puede asumir esta tarea de manera preferencial porque su rol de mujer-madre-Deméter la hace estar filogéneticamente por encima de cualquier otro rol (sobre todo en sociedades matricéntricas como las lationamericanas) a nivel de toda la familia, e incluso a nivel de toda la sociedad. No obstante, es posible considerar que en el proceso de la transformación de la estructura familiar, deberían participar todos los miembros de la constelación familiar porque todos están implicados en el modo como se constituye ésta y porque es una tarea de una enorme complejidad. Creo que se pueden proponer muchas estrategias de transformación de la familia como superestructura institucional, pero es la estrategia de Reconstrucción sociohistórica de la Subjetividad, la cual es nuestra propia contribución a la solución del problema, la que utilizamos en nuestras investigaciones en este campo. Puesto que la Subjetividad es una construcción sociocognoscitiva histórica porque es el producto de lo histórico-vivido por los sujetos individual y colectivos. Estos vividos se producen en los marcos cognoscitivos de una sociedad-cultura determinada también históricamente y es por eso por lo que decimos que la Subjetividad no es una sumatoria de propiedades intrapsíquicas, sino una estructura sociohistórica. Esto significa que la Subjetividad así entendida no se refiere a individuos considerados como entes aislados, átomos o mónadas, sino a una estructura relacional constituída por Representaciones socio- simbólicas, ideologías, valores y creencias, imaginarios, visiones del mundo y al final, lo vivido como condensado de todas las experiencias que tienen lugar en la totalidad del sujeto individual-colectivo. De esta manera el proceso de reconstrucción de la subjetividad se orienta al cambio de las estructuras sociocognoscitivas como marco de referencia estructural del sujeto individual-colectivo; básicamente la transformación de las representaciones y visiones del mundo; sobre todo en las representaciones estratégicamente situadas en el campo de las categorizaciones de lo masculino-femenino, la sexualidad, etc. Conclusiones: El proceso de feminización de la sociedad y la cultura y los movimientos de feminismos que tienen sus raíces en antiguos movimientos como la marcha de las sufragistas en Inglaterra y la lucha por igualdad de salarios, constituye todo un proceso civilizatorio que penetra la civilización occidental y permea las civilizaciones no occidentales también. Podemos decir que la emergencia de la mujer como sujeto en los escenarios societales, es un acontecimiento inédito que desafía el modelo patriarcalista-falocéntrico que sustentó y sustenta aún al capitalismo y la Modernidad tardía en Occidente. La totalidad del sistema social al mismo tiempo que los mundos de vida de la vida cotidiana han sufrido cambios que son mutaciones societales que aparecen hoy como irreversibles. La estructura de las instituciones públicas, el estado, los partidos políticos, las clases sociales, el mundo del trabajo y de las organizaciones formales en el ámbito macroestructural. Las universidades, medios de comunicación, la iglesia, la escuela, etc,. en el nivel mesoestructural y la estructura de la familia, la pareja, los grupos de pertenencia y referencia, las comunidades, las identidades personales y colectivas, la subjetividad-intersubjetividad; todo el universo societal está cambiando en la órbita de una verdadera revolución que nunca imaginaron los teóricos revolucionarios del siglo XIX y XX. Bibliografía general: Althusser, L. (1970) Ideología y aparatos ideológicos del Estado. Ediciones Pepe. Deleuze, G., y Guattari, F. (1973) El antiedipo: Capitalismo y Esquizofrenia. Barcelona, España, Barral editores, S.A. Engels, F. (1970) El origen de la familia, la propiedad privada y el estado. Madrid, Edit. Fundamentos. Foucault, M. (1989) Tecnologías del Yo. Rodríguez, F. (2015). La violencia social: Sociogénesis del Mal. Ciudad Bolívar, Venezuela, Ediciones Fraternidad y Orientación activa. Roudinesco, E. (2003) La familia en desorden. México, editorial F.C.E. Touraine, A. (1996) Podremos vivir juntos? Buenos Aires. Edit. F.C.E. Weber, M. (2003) la Etica protestante y el espíritu del capitalismo.Mexico, F.C. E. ANEXOS:
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